Saber estar Página 43
Comportamiento y buenos modales en cualquier ocasión sabiéndose adaptar al entorno y a las circunstancias
Saber estar es comportarse de forma correcta y apropiada en cualquier lugar y situación. Ser capaz de adaptarse al entorno y los contextos
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No hay que salir sin saludar y sin despedirse de los presentes.
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En las visitas que se realizan hay que procurar no hacerlas demasiado largas; eso, de ordinario, resulta molesto o incómodo para los demás.
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Cuando se visita a alguien, si la puerta está cerrada es muy descortés golpear fuerte, o dar más de un golpe.
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Nunca hay que comenzar a jugar con una persona de rango muy superior sin que ella lo pida.
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Es gran descortesía impacientarse en el juego, cuando a uno no le salen las cosas como quisiera.
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Es totalmente contrario a la cortesía pedir de beber el primero, a menos que sea uno el más importante de los comensales.
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El lugar donde se debe poner el trozo de pan que se tiene para comer, es el lado izquierdo, junto al plato o sobre la servilleta.
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Cuando entre los presentes hay algún eclesiástico, a él le corresponde dar la bendición antes de la comida.
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La cortesía exige que, poco antes de comer y tomar las comidas, se laven las manos.
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Es contrario a la urbanidad tomar el potaje directamente de la sopera para comerlo, y sacar cada vez con la cuchara lo que se va a llevar a la boca para comer.
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Se puede invitar a los demás a que beban, con tal que sea cortésmente, con moderación y sin forzarlos.
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No es decoroso ni cortés hablar de forma presuntuosa de un banquete o de una comida a la que uno asistió.
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La cortesía invita a veces a servirse de un bastón, pero sólo la necesidad permite llevar una cachava en la mano.
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Nunca debemos mostrarnos, no sólo sin vestidos, sino ni siquiera sin estar totalmente vestidos.
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La urbanidad exige que cuando se está sentado se tengan las rodillas en su postura natural.
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La cortesía y el pudor exigen cubrir todas las partes del cuerpo, salvo la cabeza y las manos.
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La cortesía exige tener y mantener siempre las manos limpias, y es vergonzoso mostrarse con las manos negras y mugrientas.
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Es muy indecoroso agachar la espalda, como si se tuviera un pesado fardo sobre los hombros.
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La cortesía exige abstenerse de bostezar cuando se está con otras personas, sobre todo cuando se está con personas a las que se debe respeto.
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De la misma manera que decoramos la mesa y embellecemos todo lo referente al servicio, los comensales deben hacer grata la hora de comer, presentándose de manera limpia y grata a la vista.
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Los padres de familia hacen economías en otras cosas, pero quieren que sus hijas reciban una excelente educación.
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Hay que acudir a clase correctamente vestidos y peinados, sin manchas ni rotos, con los zapatos bien limpios, medias tirantes, etc.
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Las personas entre quienes existen relaciones especiales, ya sean accidentales o permanentes, se deben respectivamente ciertas consideraciones también especiales.
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Una anciana le habla al público sobre sus reflexiones que hacen al comportamiento social.
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No reserve su sonrisa solo para el jefe. Sus compañeros de trabajo también se lo merecen.
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Debe ir a dar la bienvenida a los vecinos recién llegados. Lo ideal es que esta visita se haga durante las primeras veinticuatro horas de estancia en la nueva residencia.