
Cuestiones sobre la urbanidad. IV
La urbanidad y la civilidad para los jóvenes en unas simples cuestiones.
Cuestiones sobre la urbanidad.
Después de Dios, ¿a quiénes debemos más amor y respeto?
¿En qué ocasiones besará Vd. la mano a sus padres?
Si alguna vez fuere Vd. reprendido por sus padres o maestros, ¿cómo se portará?
¿Saldrá Vd. jamás de casa sin permiso de sus padres?
¿La educación es esencial al hombre?
¿Deben los discípulos amar y obedecer a sus preceptores?
Al entrar en la escuela, ¿qué practicará Vd. desde luego?
De los diversos ramos de instrucción, ¿cuáles son los más indispensables?
Cuando estando Vd. en la escuela entrare o saliere el maestro, u otra persona de carácter, ¿qué efectuará Vd.?
Una noble emulación, ¿es necesaria y provechosa a todo el que aprende?
Cuestiones sobre la urbanidad
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Consignemos, ante todo, que el invocar "la distracción" para disculpa de un hecho censurable, a lo sumo puede ser aceptado como atenuación de la responsabilidad
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Nunca hay que hacer esperar a una persona que acude a visitar a uno, a menos que se esté comprometido con personas de mayor rango que ella.
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Una persona con buena educación sabe comportarse en el teatro y otros espectáculos públicos
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Muy bien se puede huir de un hablador en una tertulia, pero no hallo medio para sustraerse de él cuando se le encuentra en la calle.
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La escritura es el maravilloso arte que da color y cuerpo a los pensamientos.
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En la iglesia el comportamiento debe ser prudente y respetuoso.
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Un hombre, pues, que recibe en su casa a otro, debe tener cuidado de que todo el mundo esté cómodamente, y nada encuentre en qué reparar, ni en su conducta ni en sus costumbres.
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Los sitios de delante pertenecen exclusivamente a las mujeres; los caballeros se colocan un poco detrás, aunque los puestos de delante estén desocupados.
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Al principio del siglo XVII los ingleses consideraban como una manía del viajero Tomás Coryate, el haber llevado de Italia a Inglaterra el tenedor que ellos reputaron por mueble inútil.
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El ver cuan necesarios nos son nuestros semejantes en todos los actos más leves de la existencia, basta para hacernos comprender cuáles serán nuestros deberes respecto a ellos.
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La conversación de la mujeres y el decoro a la hora de vestir.
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