Cuestiones sobre la urbanidad. I
La urbanidad y la civilidad para los jóvenes en unas simples cuestiones.
Cuestiones sobre la urbanidad.
¿Puede prometerse un opulento merecer el aprecio y consideración de sus semejantes por sus meras riquezas materiales?
¿Qué prendas hacen brillar al hombre en la culta sociedad?
¿Cuáles son las cualidades que sirven de base a la buena crianza, y cuáles son los vicios que se oponen a ella?
¿Qué medio es el más fijo para granjearnos la estimación ajena?
Para conducirnos bien en la sociedad, ¿qué extremos harto comunes deberemos huir?
La excesiva llaneza y la etiqueta refinada ¿son conformes con la urbanidad?
¿Qué exige la cortesía con respecto al lenguaje y a los modales?
¿A qué circunstancias tienen de acomodarse las palabras y acciones?
¿A qué personas cederemos la preferencia según su calidad, edad y sexo?
¿Tolera la urbanidad la exageración y el artificio en los modales y expresiones?
Cuestiones sobre la urbanidad
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Antes de soltar la lengua informaos de los genios de aquellas personas con quienes estéis en sociedad, porque en todas partes abundan más las cabezas desarregladas, que las de sano juicio.
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El cuidado del vestido y el aseo personal.
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El respeto, es la característica principal, entre muchas otras, que debe tener un niño con otras personas con las que convive a diario
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De la urbanidad en las maneras de los niños.
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La urbanidad y la civilidad para los jóvenes en unas simples cuestiones.
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Manifestar que no perdéis una palabra de cuanto los otros dicen y que experimentáis los afectos que tratan de mover en vuestro ánimo, es un deber tan evidente que no necesita encarecerse.
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La instrucción es al hombre, considerado física y moralmente, lo que el riego a una planta.
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Sea que estemos en pie, sentados o andando, debemos tener siempre el cuerpo recto, sobre todo la cabeza derecha
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No hay nadie que no deba tener como norma y práctica peinarse todos los días, y nunca hay que presentarse delante de cualquiera que sea con los pelos revueltos y sucios.
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Las ceremonias del casamiento suelen solemnizarse más cuando se trata del matrimonio canónico que cuando es solo civil, pero se asemejan tanto, que las reglas que vemos convienen a las dos formas de unión legal.
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Los hombres se sirvieron de ellas a fin de comunicar sus pensamientos a los ausentes.
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Replicar y contradecir en sociedad.