Aquella urbanidad Página 33
Urbanidad y buenas maneras de épocas pasadas
A lo largo de toda la historia distintos autores, articulistas y personajes anónimos han hecho referencia, de una manera directa o indirecta, a temas sobre cuestiones de educación, buenas maneras, cortesía...
Todos los artículos de Aquella urbanidad
-
El gorro de noche debe colocarse de forma precisa para que no estropee ni el cabello ni el peinado.
-
Para sacar los cabellos de los algodones se aguardará a que estén ya fríos, porque si no se tomase esta precaución no se rizarían.
-
Es necesario al quitarse el sombrero levantar las mechas que se hayan caído, restablecer los tupés.
-
Los cabellos no son un adorno verdadero, sino en tanto que están bien limpios y tengan aquella flexibilidad viva que favorece las ondulaciones.
-
Los vestidos anchos y cómodos han sucedido a los angostos, estrechos y apretados.
-
Los Romanos llevaban barba cuando sometieron a los Griegos que no la tenían, y la habían dejado de llevar a su vez cuando fueron vencidos por los Godos que aún la conservaban.
-
Cómo diseccionar piezas de cuadrúpedos, ternera, carnero, cordero, cabrito, vaca, marrano, lechoncillo, liebre, conejo y jabalí.
-
Cómo diseccionar aves tales como el pavo, la gallina, el capón, el pollo, el ganso, el pato, la polla de agua o gallineta, la cerceta, los pichones, el faisán, la perdiz, la becada, la codorniz, el zorzal, la cogujada, el hortolano, el picafigo, el
-
Cómo diseccionar los peces. El rodaballo, la trucha, el barbo, la carpa, el sollo.
-
Como el que entra en el mundo se sujeta a recibir las visitas que se hacen, una modestia elegante y de buen gusto, son deberes que impone la sociedad.
-
Es el momento de las conversaciones íntimas; se cuentan los lances de la noche pasada.
-
Este día, llamado el más hermoso de la vida, tiene sus incomodidades y embarazos.
-
Por enemigos que seáis de esta diversión, la urbanidad exige que alguna vez toméis parte; por ejemplo, no es dado el negaros a hacer la partida al amo de la casa.
-
Llegados al término del viaje nada se deben los unos a los otros sino un saludo urbano, y algunos deseos lisonjeros.
-
Solamente daremos algunos consejos sobre el modo de conducirse en el campo.
-
El hombre honrado y amable lo es también en su casa; y entre su esposa y sus hijos es donde debe excederse su dulzura.
-
Hay quien tiene costumbre de tutear a sus criados, y no aprobamos semejante costumbre.
-
Hay visitas que son necesariamente cortas, como las que se hacen en las tres épocas señaladas de la vida: visitas de bautismo, de boda y de duelo.
-
Los ingleses no perdonan al hombre que les hace aguardar; menosprecian al que no va al sitio acordado al punto fijado desde la víspera.
-
Al entrar en la sala de baile, no se debe abandonar a las señoras para pasar a la pieza de juego.
-
Por más duros y poco armoniosos que sean los versos que recite, flojos o aprosados, no importa; escuchad con atención, y no os durmáis porque sería la mayor grosería.
-
En las casas de un hombre de elevada clase, es donde fácilmente se conocen los caracteres e inclinaciones de aquellos que las frecuentan.
-
Por lo regular, en la casa de un artista se exige más franqueza, y ninguna reserva diplomática.
-
Un hombre, pues, que recibe en su casa a otro, debe tener cuidado de que todo el mundo esté cómodamente, y nada encuentre en qué reparar, ni en su conducta ni en sus costumbres.
-
Si pasa la noche con iguales, se porta con aquella urbanidad habitual que jamás debe abandonarle.
-
Un hombre naturalmente generoso no teme ponerse a jugar con un compañero que sabe no es muy hábil en el juego.