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Todos los artículos de Libro
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Ha sido siempre costumbre el encabezar las Leyes, Sentencias y Cartas de Ceremonia o de Cancillería, con el nombre del Soberano...
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Durante el entierro, en la Basílica de Saint-Denis, el maestro de ceremonias, duque de Deux-Brezè.
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Cuentan que un día, durante un paseo campestre, la esposa de Luis XVI cayó del caballo en que iba montada.
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Una niña de visita no debe ser ni demasiado habladora, ni demasiado silenciosa.
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No debemos tocar ningún objeto de adorno o de utilidad que esté sobre las mesas o sobre las consolas.
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Al entrar en el cine o en el teatro, sí la función ha empezado, lo haremos muy silenciosamente.
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Tenemos que andar con la cabeza levantada y todo el cuerpo derecho, mirando de frente.
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Cada persona siente el miedo más o menos, o según sea su sistema nervioso.
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En las aceras debemos colocarnos del lado exterior, dejando a la persona de respeto al lado interior de la acera.
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Los mayores no deben abusar de los pequeños; lo hacen porque son más fuertes y saben que los pequeños no tienen inteligencia ni fuerza, para defenderse.
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Los niños deben corteía a sus hermanos mayores, a sus padres, a las visitas.
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En el juego hay que seguir las reglas, no hacer trampas y comportarse de manera deportiva y educada.
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La buena educación tiene como principio, como base, un sentimiento de bondad que nos lleva a ser amables con las personas que nos rodean.
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Cómo y por qué debemos aceptar las incomodidades del colegio o de otro centro de enseñanza.
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Podemos decir que el orden es el sistema para colocar las cosas en el sitio que les corresponde.
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Dos consecuencias de la pereza: desorden y doble trabajo.
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Compita la atención del juicioso con la detención del recatado: gran juicio se requiere para medir el ajeno.
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Los sabios hablan con el entendimiento, y así su alabanza causa una inmortal satisfacción.
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El que sabe puede empeñarse y obrar de fantasía; pero saber poco y arriesgarse es voluntario precipicio.
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Hacen algunos empeño del desacierto, y porque comenzaron a errar, les parece que es constancia el proseguir.
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Has de procurar los medios humanos como si no hubiese divinos, y los divinos como si no hubiese humanos.
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Es gustosa la burla; sobrado saberla sufrir, es argumento de capacidad. Da pie el que se pica a que le repiquen.
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Todos los principios son informes, y queda después la imaginación de aquella deformidad: la memoria de haberlo visto imperfecto no lo deja lograr acabado.
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Hay tropiezos del decoro, tanto propio como ajeno, siempre a punto de necedad. Encuéntranse con gran facilidad y rompen con infelicidad.
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Estamos entre dos extremos, y así se participa de entrambos. Altérnanse las suertes: ni todo ha de ser felicidad, ni todo adversidad.
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Alzóse con el mundo la necedad, y si hay algo de sabiduría, es estulticia con la del cielo; pero el mayor necio es el que no se lo piensa y a todos los otros define.