
Viajes en diligencia o carruaje público.
La galantería exige sin embargo, que un caballero ofrezca atentamente su puesto a una señora que le tuviese menos cómodo.
Del viaje en diligencia o carruaje público.
Como los viajadores están inscritos por orden de números en el despacho de la diligencia, cada uno toma el lugar que le corresponde. La galantería exige sin embargo, que un caballero ofrezca atentamente su puesto a una señora que le tuviese menos cómodo. Algunos no pueden aguantar el movimiento del coche sino van a la testera, pues sentados a la parte opuesta, les incomoda extraordinariamente este modo de avanzar a reculones. Los viajadores atentos procuran evitarles esta incomodidad.
Las damas por su parte no deben mostrarse muy exigentes, ni abusar de la complacencia de los caballeros. Sería también de muy mal visto aprovecharse de la calidad, o de la clase para disfrutar sin miramiento de todas las conveniencias a expensas de los demás; es preciso, por el contrario, poner gran cuidado en no incomodar a nadie, y tratar con la mayor, atención y delicadeza a los compañeros de viaje.
La conversación siempre prudente y moderada. Es permitido desterrar la monotonía, y amenizar las pesadas horas del viaje con la narración de algún cuento o aventura graciosa, procurando que las expresiones sean bien medidas para no disgustar ni ofender a ninguno de los presentes.
Sucede que algún viajador fatigado de un largo viaje, y después de haber perdido muchas noches consecutivas no puede dejar de entregarse a un sueño involuntario. Debe, entonces, tomar las mayores precauciones para no incomodar a los demás. Estos por su parte no deben hacer burla, ni ofenderse de un tributo que se paga a la naturaleza.
"Si duerme durante el viaje debe poner el mayor cuidado en no molestar a sus compañeros de viaje"
Cuando para el coche, la civilidad exige que los hombres bajen primero y presenten la mano a las señoras y a los ancianos.
Terminado el viaje, salúdese a los compañeros, dándoles gracias por el honor y el placer que nos ha procurado su compañía.
-
6416
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Cuando nuestros amigos o parientes pierdan algún individuo de su familia, nos prestaremos gustosos a acompañarlos en tan doloroso trance.
-
No se crea que este tratado sea un estimulante del lujo, ni un catecismo de imitación de los extranjeros.
-
En una visita, cuando nos ofrezcan comidas o bebidas, las aceptaremos después de alguna instancia.
-
El servicio de mesa es una cuestión importante a tener en cuenta en cualquier tipo de comida.
-
Hay personas tan llenas de sí mismas, que explican siempre a aquellos con quienes conversan lo que han hecho y lo que hacen, y que se debe tener en mucha estima todas sus palabras y acciones
-
No es decoroso, después de haberse ensuciado o lavado las manos, el secarlas con los vestidos propios o ajenos, o en una pared, o en cualquier otro lugar que pueda ensuciar a alguien
-
El autor interpreta la etiqueta y el ceremonial de la corte española como un código que promueve el orden y la jerarquía
-
Si tenéis que alabar a una mujer sobre su belleza, frescura y dulzura de sus miradas, o sobre el conjunto de sus facciones, no lo hagáis jamás a expensas de otra.
-
Entre las diversiones deben preferirse a las demás las que nos ponen en movimiento, y nos hacen ejercitar las fuerzas.
-
El que convida, jamás debe alabar lo que aparece sobre la mesa, ni excusarse de la mala comida que ofrece.
-
Los niños tienen que aprender a comportarse tanto cuando van de visita como cuando reciben una visita en su casa
-
La urbanidad y la civilidad para los jóvenes en unas simples cuestiones.