Los regalos y los anfitriones. Qué regalo llevar cuando nos invitan a una casa
Los regalos que los invitados llevan a sus anfitriones suelen ser pequeños detalles para la casa o algún tipo de bebida o dulce
¿Qué regalar a unos anfitriones?
Que regalo llevar cuando nos invitan a una fiesta o evento
Cuando un anfitrión organiza un evento, una fiesta, o bien una reunión de amigos y familiares, es probable que se encuentre con algunos regalos o detalles gastronómicos que le ofrezcan sus invitados.
¿Cuál es el regalo más tradicional que se ofrece a los anfitriones?
El vino, sin lugar a dudas, es uno de los regalos más habituales que los invitados suelen llevar a los anfitriones. Teniendo en cuenta, que se regala vino cuando se trata de una invitación a comer -almuerzo o cena-. Si hablamos de otro tipo de invitación, a un cumpleaños, por ejemplo, el regalo será de otro tipo, seguramente.
En segundo lugar, estarían los dulces -bombones, pastas...- que suelen ser otros de los detalles más "típicos" para regalar a los anfitriones.
Luego vendrían otros regalos más variados como libros, algún pequeño objeto para la casa, etcétera.
El 'compromiso' cuando nos regalan una botella de vino o una de licor
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¿Qué hacer cuando nos regalan vino? Se puede dar el caso, muy común, de que cada invitado nos regale un tipo de vino distinto. El problema surge cuando el tipo de vino no va bien con el menú previsto, cuando no hay una cantidad suficiente para servir a todos los comensales o bien cuando el vino es de peor calidad que el que nosotros tenemos previsto para los platos que vamos a servir. Siempre, debemos agradecer el detalle y expresar nuestro deseo de probarlo lo antes posible.
La opinión de los expertos. Las hay para todos los gustos. Los más clásicos indican que debe ofrecer el vino que han traído sus invitados como un gesto de agradecimiento hacia ellos. Los más pragmáticos opinan que debe agradecer el regalo e indicar que lo dejarán para disfrutarlo en una ocasión posterior. No hay que justificar la decisión ni extenderse en explicaciones. Da lo mismo que aplacemos su consumo, por ser de peor calidad, por no tener cantidad suficiente o porque no hace un buen maridaje con los alimentos, no tenemos por qué dar ningún tipo de excusa.
Si el regalo es un licor o bebida similar, lo podemos servir al final de la comida, cuando vayamos a ofrecer las bebidas que teníamos previstas sacar en ese momento, tales como chupitos variados, coñac, whisky, ginebra, etcétera.
Los 'detalles' gastronómicos
Si el regalo es un postre o un plato elaborado, las opciones son las mismas que para el vino. Los que se atienen a reglas más clásicas indican que debe ofrecerlo a sus invitados, como gesto de cortesía hacia ellos. Los más prácticos, indican que debe dejarlo para una ocasión posterior. Si son dulces como bombones, pastas, etc. los podemos ofrecer a la hora del café y los licores.
"El mejor regalo que puede hacer una persona en un acto social es comportarse de forma educada"
Las flores son otros de los regalos más habituales, aunque se suelen enviar con anterioridad -el mismo día por la mañana- o con posterioridad al del día de la fiesta o reunión -generalmente, al día siguiente-. Es una forma muy frecuente de agradecer una invitación. Salvo casos excepcionales o de mucha confianza, es mejor que nosotros no llevemos el ramo de flores; es mejor enviar las flores por medio del servicio que nos ofrezca la floristería donde las adquiera.
Procuremos no alardear o presumir de los detalles u obsequios recibidos, ya que pueden hacer de menos a alguno de nuestros invitados. Los regalos -que pueden ser muy distintos a los que hemos expuesto en este artículo-, los debemos agradecer a las personas que nos los han ofrecido y dejarlos en alguna estancia de la casa donde no molesten ni donde estén expuestos como si fuera un escaparate para que los vean todo el mundo. Puede haber invitados que no hayan llevado nada -o hayan llevado un pequeño detalle- y se sientan incómodos.
Si como anfitriones dejamos claro de antemano que no queremos recibir ningún regalo, no se debería contrariar o hacer caso omiso de esta opción. Un invitado educado no suele ignorar este tipo de recomendaciones. Si algún invitado se presenta con un regalo, nosotros no debemos mostrar nuestro disgusto o contrariedad.
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