¿Qué hacer con el paraguas cuando entramos en un establecimiento? Consejos para el uso del paraguas al entrar en un sitio cerrado
El paraguas puede dejarse en un paragüero o llevarlo con nosotros. Todo depende del tipo de establecimiento al que entremos
Un día de lluvia nos decidimos a entrar en un establecimiento. ¿Qué hacemos con el paraguas?
Lo primero que debemos tener en cuenta es el tipo de establecimiento al que entramos. No es lo mismo entrar en supermercado, gran almacén, centro comercial, etcétera, que entrar en una tienda o pequeño establecimiento.
En el primer caso, tendremos que llevar el paraguas con nosotros. En el segundo caso, lo dejaremos en el paragüero de la entrada, si hay uno.
En ambos casos, establecimiento grande o pequeño, debemos hacer algunas antes de entrar:
1. Sacudir el paraguas antes de entrar para quitarle la mayor cantidad de agua posible. Hay que hacerlo con mucho cuidado para no mojar a otras personas. Si es necesario, nos retiraremos ligeramente a un sitio más apartado.
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2. Cerrar el paraguas. Debemos cerrar el paraguas antes de entrar. No es muy correcto hacerlo dentro del establecimiento.
En los establecimientos pequeños debemos dejar el paraguas el el paragüero. Si no lo vemos, preguntaremos dónde está. Si no hay un paragüero, preguntaremos qué hacer con el paraguas. Seguramente que nos dirán que lo dejemos a la entrada, apoyado en algún sitio.
Cuando entramos en un establecimiento grande, llevaremos el paraguas con nosotros. Pero debemos mirar porque ahora hay una especie de empaquetadores de paraguas a la entrada de estos establecimientos que lo que hacen es 'envolver' el paraguas en un plástico o enfundarlo en una bolsa.
Cuando llevamos el paraguas con nosotros debe llevarse a modo de bastón y no de "lanza" pudiendo hacer daño a otras personas con él. Si el paraguas es plegable, lo mejor es doblarlo y plegarlo para que estorbe lo menos posible.
Aunque no seamos supersticiosos, a la hora de salir a la calle, debemos procurar no abrir un paraguas dentro de una casa o de un lugar cerrado, al menos en la casa o en el establecimiento donde hemos entrado, pues puede que a los anfitriones de la casa o dependientes del comercio no les guste demasiado este gesto.
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