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Urbanidad y modo de comportarse en la mesa
En la mesa no debemos ser los primeros en sentarnos, en desdoblar la servilleta ni en poner las manos en los platos
Anders Palovaara
Comportamiento sentados a la mesa
Aquella urbanidad
1. En la mesa no debemos ser los primeros en sentarnos, en desdoblar la servilleta ni en poner las manos en los platos, y hemos de aguardar a que las personas superiores nos den ejemplo.
2. La silla en que nos sentemos, no ha de estar demasiado cerca ni demasiado apartada.
3. En sentándonos, debemos estar derechos, sin arrimarnos de pecho a la mesa, ni apoyar los codos sobre ella, ni extender los brazos, sino, cuando más, poner encima las manos.
4. El plato debe colocarse a una distancia moderada, de manera que no caiga cosa alguna de la comida fuera de él, inclinándonos cuando tomamos alguna cosa y volviéndonos a enderezar inmediatamente.
5. Debe tenerse el pan a la izquierda y partirse con el cuchillo, según se vaya necesitando, comiendo la miga con la corteza sin separarlas.
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6. El cubierto debe manejarse con la mano derecha, y con él se ha de poner la comida en la boca.
7. Cuando entre la comida se encuentre alguna cosa desagradable, se quita con el mayor disimulo para que nadie lo note.
8. No se ha de coger con los dedos cosa alguna que pueda manchar, y nada se ha de tomar con la punta del cuchillo para llevarlo a la boca, sino valemos de la cuchara para las cosas liquidas y del tenedor para las otras.
9. Es cosa indecente el lamer los dedos, el limpiárselos con el pan y después comerlo, o el fregar con él los platos de la salsa que en ellos ha quedado.
10. Tampoco se debe soplar el caldo ni otra salsa para enfriarla.
11. Los huesos, las espinas de los peces, las cortezas y los huesos de las frutas se deben tomar de la boca con los dedos y ponerlos en un lado en el plato.
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12. Hemos de evitar el comer con voracidad y que los bocados sean muy grandes.
13. Al mascar es necesario no hacer ruido con los labios, con la lengua o con la boca.
14. No se deben oler las viandas antes de comerlas y mucho menos poner las narices sobre lo que han de comer los demás.
15. Es poco decente dar a otro lo que está sobre nuestro plato y que ya hemos probado, o presentar a cualquiera el vaso que hemos llevado a la boca, lo que ya hemos probado o el cubierto que ya hemos usado.
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16. También se debe evitar el tomar con el cubierto que ya nos ha servido alguna cosa de la fuente que está para todos, o sacar de nuestro plato para darlo a otro.
17. Aún es peor tomar con nuestra cuchara o tenedor cualquiera cosa de la fuente para ponerla en la boca, debiendo primeramente traerla a nuestro plato con una cuchara o tenedor limpio.
18. No hemos de tocar los platos hasta que el dueño de la casa nos convi de, a no ser que tengamos con él la mayor confianza; y al tiempo de hacernos plato, debemos usar la mayor discreción para no excedernos, pues vale más en caso de duda pecar en tomar de menos.
19. El amo de la casa debe mandar sentar a los convidados para que coman y beban; pero sin forzarlos ni importunarlos cuando alguna cosa no les gusta o digan que tienen bastante.
20. Los convidados, por su parte, no deben manifestar repugnancia o disgusto acerca de manjar alguno, por malo que sea, sino abstenerse de él sin decir nada. El dueño de la casa no debe alabar plato alguno.
21. No debemos adelantarnos a pedir de beber antes que las personas de más autoridad que están en la mesa, ni llenar demasiado el vaso, ni echar en él más licor del que se ha de beber de una vez, a no ser que el uso permita tenerlo delante de sí con lo que ha quedado.
22. También es menester evitar el beber con el bocado en la boca, o de prisa, de modo que nos atragantemos o lo derramemos. Antes y después de beber, se han de limpiar los labios con la servilleta, repitiendo lo mismo siempre que se toma alguna cosa líquida, y cuidando de no hacerlo con el mantel.
23. La servilleta debe ser para limpiarse los labios y dedos; pero no para limpiarse los ojos y la cara, debiendo cuidar de mancharla lo menos posible.
24. Se ha de acabar de comer al tiempo que los demás acaben, y aún es muy conveniente no ser de los últimos.
25. Si en las reuniones se necesita evitar conversaciones o palabras repugnantes, mucho más se necesita hacerlo así en la mesa.
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