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Protocolo de convivencia en Navidad

Cómo mantener la armonía familiar durante las reuniones navideñas

Periodista Internacional con especialidad en Ceremonial y Protocolo Municipal, Exequial, Culturas Comparadas e Inclusivo, Locutor Nacional, Organizador de Eventos, Conferencista Internacional, Escritor,
Se lee en 3 minutos.

Ser educados, respetuosos, empáticos y agradecidos es una forma de evitar cualquier tipo de conflicto
Las reuniones navideñas son entrañables y muy amenas cuando se respetan las normas de etiqueta. Ser educados, respetuosos, empáticos y agradecidos es una forma de evitar cualquier tipo de conflicto

Normas básicas para convivir mejor durante las fiestas navideñas

Las fecha navideñas nos invitan a la unión, la paz y la generosidad, pero la acumulación de eventos sociales, las reuniones familiares y la convivencia en comunidades pueden generar tensiones si no se planifican y organizan, es decir, si no aplicamos un concreto protocolo de convivencia.

Este protocolo no pretende limitar las acciones de celebración que la Navidad imparte, si no más bien garantizar que todas las personas se sientan  cómodas, valoradas y seguras durante las festividades.

El protocolo de convivencia se basa en el sentido común, la empatía y la comunicación efectiva, y puede adaptarse a diferentes entornos, desde la cena familiar hasta la reunión con vecinos.

Ante estos acontecimientos, debemos considerar los principios clave del protocolo de convivencia navideña. Entre ellos contamos con el principio fundamental, que es el respeto por las opiniones, creencias, tradiciones y espacios de los demás. Esto implica escuchar activamente, evitar juicios y abstenerse de imponer puntos de vista, especialmente, en temas delicados como política o religión, que pueden generar conflicto.

Otro de ellos es la comunicación asertiva. Si eres el anfitrión, es útil comunicar de antemano detalles relevantes como horarios, códigos de vestimenta o posibles alimentos que quizás algunos comensales no pueden ingerir, para que todos se sientan atendidos. La moderación y los límites claros harán que el evento se desarrolle en un contexto con pocos ruidos molestos, especialmente durante las horas de descanso. En estos casos, también es importante mantener ciertos límites, incluso con los niños, para evitar que el ambiente festivo se descontrole.

El protocolo de convivencia, por otra parte, insta a ser inclusivos, acogedores y atentos con aquellos que puedan sentirse solos o atraviesan un momento complicado. La corresponsabilidad en los espacios compartidos también es primordial, ya sea en una casa particular o en áreas comunes de un edificio. Ante esto se debe promover el cuidado del entorno, la limpieza y la seguridad.

Hasta aquí el protocolo aplicado es fundamental para mantener el orden que esta fiel disciplina imparte. Pero, ¿Qué sucede llegado el momento de la cena? Al sentarnos a la mesa comenzamos otra etapa, pues aquí debemos seguir las normas básicas de etiqueta, ser considerados con los demás comensales y evitar el uso excesivo del celular. Si vamos a iniciar una conversación, fomentaremos el diálogo positivo, centrado en anécdotas felices y planes futuros, evitando reproches pasados o temas polémicos.

En resumen, la aplicación de un protocolo de convivencia en Navidad es un acto de generosidad y amor hacia los demás, que permite que la magia de estas fechas prevalezca sobre las posibles fricciones y asegure que el objetivo principal, que es el de disfrutar juntos, se cumpla efectivamente.

 

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