
Tratamiento con los superiores. II
Nunca hará burla, ni con palabras, ni con gestos ridículos de los ausentes, y menos de los presentes.
Tratamiento con los superiores.
No levantará la voz ni hará tonillos hablando con personas de respeto. Nunca hará burla, ni con palabras, ni con gestos ridículos de los ausentes, y menos de los presentes.
Si llegare otra persona más calificada a la sazón, la saludará y corresponderá hasta que se vaya; y si viniere a hablar con la persona con quien está, convendrá retirarse un poco , o despedirse, sino tuviere orden del más digno para lo contrario. Al despedirse, será con el sombrero quitado; y nunca encargará a un superior -especialmente de los de nuestros primeros respetos- que lleve recados de su parte a otros inferiores.
En presencia de los superiores no hablará de secreto con personas inferiores, y aun entre iguales parece mal. No será curioso en preguntar cosas que no le importan. No escuchará lo que los mayores hablan en secreto.
Es muy mal visto el dormirse estando en la conversación con otros y distraerse en otras cosas; porque a más de ser cosa incivil, manifestaría desprecio. Tampoco se debe recostar demasiado estando sentado, ni volver la espalda a una persona superior.
Hallándose en casa de alguna persona respetable será falta de civilidad el tiempo que espere que salga, examinar papeles y libros suyos, mirar con afectación los muebles, cantar, registrar la casa, llamar y hacer ruido con los pies.
Nunca importunará a las personas con las que hablare captando fuera de propósito su atención, diciendo: ¿me entiende usted? ¿está Vd.?; ni dará con la mano, ni tocará el vestido para que le atiendan. Nunca se adelantará a decir palabras, que por olvido, o pesadez no puede decir pronto la persona mayor, con quien habla; ni se reirá de un vocablo mal pronunciado, porque es insolencia; ni menos cortará la conversación de otras personas, sino que aguardará que acaben para decir lo que sea necesario.
Siempre que vaya a su casa alguna persona, se levantará de su silla, saldrá a recibirla, especialmente si fuere de alguna distinción, la acompañará haciendo que entre primero a todas las piezas, encaminándola al cuarto principal, u a otro lugar decente y le servirá una silla. Al despedirse, la acompañará, y no cerrará la puerta hasta perderla de vista.
No entrará cubierto en casa ajena, y menos siendo de superior esfera; en cualquier parte saludará descubierto a la persona condecorada.
Cuando acompañare a persona calificada, le cederá siempre el mejor lugar, que es la derecha, o el de la acera si están en la calle, y en el caso de hallarse tres, el lugar más preferente es el del medio.
A los mayores nunca les dirá que se cubran, ni aun instado se cubrirá el niño, si no se cubre la persona condecorada.
Nunca para dar, ni para tomar cosa alguna, lo hará pasando la mano por delante de los superiores, sino por detrás. Tampoco pasará por delante, y si le instaren, pedirá permiso.
En entrando otras personas de calidad a hablar con quien está, se pondrá en pie, y les cederá su puesto, y no se sentará hasta haberse sentado los demás; al despedirse también se levantará, y quedará en pie hasta que estén fuera de la pieza.
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