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El arte decorativo en relación con el mobiliario. Parte I.

La transición al estilo Luis XIV es muy bella, y la decoración interior es muy completa, muy animada, muy rica.

Arte de Saber Vivir - Prácticas Sociales. Ed. Prometeo
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Estilos en el arte de amueblar.

En la imposibilidad de reseñar todos los útiles, nos atendremos solo a los más importantes, para dar una idea clara de las líneas generales que distinguen los principales estilos, a fin de facilitar en lo posible el arte de amueblar. El estilo Luis XIII es severo, frío, continuación del período brillante del Renacimiento. Europa entera se ve sacudida por la lucha entre los católicos y los protestantes; la Reforma, triunfante de hecho, conduce a la austeridad y a la sencillez de los espíritus, ya propicios a repudiar toda tendencia frívola, como siempre ha sucedido después de las crisis políticas profundas.

A pesar de su frialdad y su severidad ya anotadas, el estilo Luis XIII es completo y más confortable que el de las épocas precedentes. Los muebles tienen líneas rectas; el escritorio del Renacimiento es constituído por la cómoda, y en todos los objetos de esta clase se encuentran como distintivo las columnas lisas o acanaladas a partir de la mitad del fuste, cosa que también está de moda en la arquitectura.

Se usan mucho los bronces cincelados y las aplicaciones de cobre. El mobiliario de esta época se construye de madera de ébano y peral, sin tallados ni esculturas; los asientos de las sillas están cubiertos de cuero grabado o estampado, y su gran defecto es que no sirven para dar a las habitaciones apariencia confortable.

Las camas bajas son dignas de mención, y sus columnas sustentan ricas telas. Este mueble es de gran importancia, porque la alcoba es a la vez sala de visitas para las mujeres a la moda y los grandes personajes. En la decoración de los objetos usuales, el estilo Luis XIII no tiene un gran carácter, porque entonces los bibelots se usaban muy poco.

"En la decoración de los objetos usuales, el estilo Luis XIII no tiene un gran carácter"

La transición al estilo Luis XIV es muy bella, y la decoración interior es muy completa, muy animada, muy rica; los cuadros y las esculturas la completan y la realzan; todo es dorado, los muros y los muebles.

En el mobiliario, compuesto todavía de pocas piezas, todo se sacrifica al aparato. Lo más característico es el sillón; largo, cómodo, de proporciones sabiamente calculadas, con los brazos y los pies elegantemente esculpidos, está cubierto de rica tela bordada; las mesas, majestuosas, doradas y guarnecidas a veces de mosaicos; la consola, adosada al muro, con pies, que recuerda motivos arquitectónicos; cómodas pesadas y escritorios solemnes, esto es lo que vemos en todas las habitaciones. El lecho, siempre grande y bajo en general, no tiene columnas; un techo sostiene gruesos cortinajes de tapicería. Aún es de buen gusto recibir en la alcoba.

Una de las características de este estilo es el uso de los muebles de marquetería de Roule y sus discípulos, tan generalizados, que solo se desterraron cuando aparecieron triunfadores los secrétaires de Chippendalle.

El mobiliario Luis XIV es la forma más perfecta del arte decorativo y las más adecuada a una sociedad seria, en la que la conversación literaria era el atractivo principal de las reuniones mundanas.

En los primeros años del siglo XVIII los espíritus derivan hacia la frivolidad, engendrando así el estilo Luis XV, que influye en la decoración y en las costumbres; todo es lindo, pequeño, presuntuoso y de una opulencia refinada. Este reinado debiera llamarse, con más propiedad, el reinado de la mujer, pero no de la mujer de bello espíritu, sino de la mujer elegante y frívola.

La dimensión de las habitaciones se reduce a la mitad, la luz es mayor y más discreta, los muros no están ya cubiertos de grandes cuadros ni pesadas tapicerías, se usan más los espejos, que agracian y animan las habitaciones, dándoles un aspecto alegre, que aumentan los dorados y la blancura del techo. Los asuntos pastoriles, las cintas y los amorcillos bullen en las cenefas de sobre las puertas y las chimeneas, los muebles están cubiertos de barniz maque o laca de Oriente y adornados con bronces cincelados por Caffieri Gonthière y sus discípulos; las porcelanas de Sajonia forman un conjunto tan armonioso como elegante. Las salas de recibir son el comedor, el salón y el gabinete; la alcoba es ya íntima y su mobiliario se transforma en el sentido de la comodidad; el lecho está recubierto de telas de seda. Todo esto era mucho más caro que lo perteneciente al estilo Luis XIV y las habitaciones contenían diez veces más cosas. Así el lujo es el camino de la locura.

 

Nota
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