![Logo Protocolo y Etiqueta](https://www.protocolo.org/extra/desimg/xcombined_proto_logo_idx_462x60.png.pagespeed.ic.5ZOHUrny0M.png)
Deberes del hombre para con Dios. II.
El respeto por las creencias de los demás.
Deberes del hombre para con Dios.
Para resolver este problema no hay mejor guia que el corazón, y si no queremos traspasar en ningún sentido los limites de nuestro deberr procuremos saturarle con ese sencillo amor, con ese santo respeto, debido al que es perpetua fuente de alegría y de consuelo.
Procuremos amarle con toda el alma, porque el amor divino es un árbol fecundo, que produce ópimos frutos de ventura al mismo que le cultiva. El hombre verdaderamente religioso es siempre el modelo de todas las virtudes, el padre más amoroso, el hijo más obediente, el esposo más fiel, el ciudadano más útil a su patria, y sobre todo, el ser más dichoso de la creación; porque es superior a la desgracia y a la muerte; porque cree, ama y espera, y el que espera, cree y ama, se burla del infortunío.
Si debemos respeto a todas las cosas pertenecientes al culto divino, ¡con cuánta más razón se lo tributaremos a los sacerdotes, que representan a Dios en 1a tierra, y están investidos del carácter sagrado de obrar en su nombre, y presidir a todos los acontecimientos grandes de nuestra vida!
Prescindamos de la conducta que observen algunos; ni se pueden deducir tesis generales de actos parciales, ni sería justo en épocas de desmoralización total, exigir que hombres como nosotros, frágiles como nosotros, practicasen estrictamente todas las virtudes. Complacerse en llenar de baldón a clase tan respetable, y confundirlos a todos en un mismo desprecio, es mostrarse a mas de intolerante, injusto, y un hombre fino, jamás se expondrá a ser tildado con ninguna de estas notas.
Miremos en el sacerdote al delegado de Dios; pensemos que es responsable al Arbitro Supremo de todas sus faltas, y que a él solo toca pesarlas en su inmortal balanza y darle el castigo merecido. Nuestro deber es respetarle, y no perder nunca de vista la santidad de su misión sobre la tierra. Demos a cada uno el lugar que le corresponde, y la sociedad se encargará de asegurarnos el nuestro.
Dios está en todas partes, y su mirada bondadosa y protectora vela siempre por nosotros para mostrarnos los escollos del camino.
A tan incesante cuidado, a tan paternal desvelo, justo es corresponder con muestras de tierno reconocimiento. Él, como una solícita madre, protege nuestro sueño, él ha criado todos los frutos de la tierra para nuestro alimento, él solo puede apartar de nosotros los peligros y la desgracia. Dirijámosle pues una fervorosa plegara al acostarnos, al levantarnos y al sentarnos a la mesa, para darle gracias de tan copiosos bienes. Esta práctica sencilla comunicará la paz a nuestra alma, y nos dará energía para cumplir dignamente todos nuestros deberes.
¡Oh, sí! ¡Atesoremos en nuestro corazón la sincera fe religiosa, porque ella es el sublime talismán que nos escuda contra las desgracias de la vida; ella es el perfume del alma que nos atrae las generales simpatías; ella es por ultimo la esplendorosa antorcha que nos alumbra en el áspero camino!
No olvidemos, sobre todo, que la religión, a mas de ser un deber de gratitud hacia el Ser Supremo, además de poner nuestra alma al abrigo de las pasiones, es una fuerte garantía social, pues rara vez se desconfia del hombre que posee unas creencias puras y respeta las sagradas instituciones de sus mayores.
- Deberes del hombre para con Dios. I.
- Deberes del hombre para con Dios. II.
-
10216
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
El hombre de bien debe procurar adquirir conocimientos que le sean útiles para su vida diaria.
-
Dotado de tan recomendables prendas, y tan admirables cualidades, ninguno era más a propósito para dictar un sistema de buena crianza.
-
Los sitios de delante pertenecen exclusivamente a las mujeres; los caballeros se colocan un poco detrás, aunque los puestos de delante estén desocupados.
-
Dirigir un escrito a una personalidad o autoridad requiere conocer ciertas reglas de cortesía que deben seguirse
-
La urbanidad consiste en acomodar nuestras acciones a los buenos usos y modales de la sociedad
-
Cuando consideramos al amigo como parte de nosotros mismos, los respectivos bienes se convierten en patrimonio común.
-
No dependen las perfecciones de un solo agrado: tantos son los gustos como los rostros, y tan varios.
-
Debe, pues, alabarse a tiempo y con medida. Hay alabanzas tan excesivas que por lo mismo se declaran a sí mismas, convirtiéndose en sátiras.
-
El niño y el comportamiento en el juego.
-
El orden y el respeto atendiendo a la edad, capacidad y sexo de las personas. Los saludos.
-
Ese detalle tan importante en el amor y en las relaciones sociales en general, que puede abrirnos las puertas de un corazón y ganarnos simpatías
-
Los puntos principales de los artículos sobre la amistad, la buena crianza y el carácter.