Reglas de urbanidad Página 18
La urbanidad es el buen comportamiento acorde con los buenos modales que demuestra buena educación y respeto hacia los demás
La urbanidad es un concepto asociado al comportamiento social más apegado a lo antiguo. Podemos afirmar que ha dejado de ser, en nuestros tiempos, un código riguroso e inamovible
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Se debe particularmente cuidar de tener siempre los vestidos muy limpios: la modestia y la urbanidad no pueden soportar nada de suciedad ni de negligencia
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No se debe entrar en un lugar en el que haya personas de consideración, envuelto en el manto; en las casas de los príncipes se expondría uno a una reprensión, o incluso ser echado fuera
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No hay que tener la mano sobre la empuñadura de la espada cuando se hable con alguien, o al pasear; es suficiente hacerlo cuando hay obligación de sacarla
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No es adecuado ni distinguido hablar con encomio de un banquete o festín en el que se ha tomado parte o al que uno ha sido invitado
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El orden que se debe observar para el lavado de las manos es el hacerlo según el rango que se tiene en la familia; o si se come en compañía, según el rango que se tenga entre los invitados
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En la mesa debe uno servirse de una servilleta, un plato, el cuchillo, la cuchara y el tenedor, y sería deseducado prescindir de alguna de tales cosas al comer
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Cuando se sirve de comer a ciertas personas, hay que cuidase de invitarlas y animarlas de cuando en cuando a comer, y hacerlo con rostro y aire alegres
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Si la mesa es muy grande y no es fácil a una misma persona servir a todos los convidados, se podrá servir tan sólo a los que estén cerca
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Dice que no se debe ser el primero en servirse los alimentos; que se debe dejar este honor y señal de preeminencia a la persona más calificada del grupo
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La sopa se sirve de dos maneras: cuando se sirve en común, se pone en una sopera y cuando se sirve a una persona en particular, se sirve en una escudilla
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El trozo de pan que se tiene para comer debe colocarse al lado izquierdo, junto al plato o sobre la servilleta
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Es muy descortés servir los huesos con la mano, tomándolos como se toma un bastón; es bueno tocarlos lo menos posible
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Es faltar al respeto debido a aquellos con quienes se está, el pedir de beber en alta voz; hay que pedirlo en voz baja; y es todavía mejor hacerlo por gestos
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Hay dos pasiones que es preciso vigilar para no dejarse llevar por ellas en el juego: la primera es la avaricia, la cual ordinariamente es fuente de la segunda, a saber, la impaciencia y los arrebatos
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El canto es un pasatiempo que no sólo está permitido, sino que es al mismo tiempo muy conveniente y puede ayudar mucho a divertir el espíritu de modo muy agradable e inocente a un tiempo
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Hay otras diversiones que no están permitidas al cristiano en modo alguno, ni por las leyes de la religión ni por las reglas de la cortesía
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Viviendo en el mundo no puede uno dispensarse de hacer visitas de vez en cuando, o de recibirlas; es una obligación que la urbanidad impone a todos los seglares
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Cuando se abre la puerta y el que abre pide el nombre, hay que decirlo y no añadir nunca la palabra señor
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La primera cosa que se debe hacer al entrar en la habitación de la persona que se visita es saludarla, y hacerle la reverencia
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Es descortés al abordar a una persona, ya al visitarla, ya al encontrarse con ella, gritarle fuertemente, como hacen algunos
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En una visita el tiempo se nos antoja más breve o más prolongado, según que nos cautive o nos enoje la conversación de la persona que nos recibe o a la que hemos recibido
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El paseo es un ejercicio conveniente que contribuye grandemente a la salud del cuerpo y hace al espíritu mejor dispuesto a las actividades que le son propias
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El recreo discurre normalmente conversando de manera desahogada, contando historias agradables y graciosas que provoquen la risa y la diversión del grupo
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Lo que más contribuye a dar elegancia a una persona y a que sea considerada como persona prudente y educada es el mantener todas las partes de su cuerpo en la posición que la naturaleza o el uso exigen
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Los buenos modales y las normas de urbanidad varían de una época a otra, de una a otra cultura
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La cortesía, en palabras de DHOQUOIS (1993), no tiene otra pretensión que establecer una agradable coexistencia entre individuos llamados a vivir juntos