
Buenas maneras en el templo
El respeto que debe mostrar un niño en el templo y otros lugares religiosos se debe inculcar desde pequeño
foto base Lars_Nissen_Photoart - Pixabay
Buenas costumbres en la casa de Dios
Aquella urbanidad
Si entre los hombres es tan necesario y útil presentarse decorosamente, ¡cuánto mayor será esta necesidad en la casa de Dios, donde existe el positivo emblema de nuestra religión; donde respetamos la imagen de Dios vivo!
Allí la juventud debe acreditar sus buenas costumbres, allí conviene demostrar que no en balde se ha estudiado la urbanidad y el conocimiento de nuestra pequeñez ante el que todo lo puede.
En todas las naciones del mundo observan los hombres en el templo el mayor recogimiento, porque se considera en presencia del que todo lo ve y todo lo dirige.
Te puede interesar: La importancia de los buenos modales en la educación (con vídeo)
Así es, efectivamente, y sería digno de la mayor censura el niño que en la iglesia no guardase compostura y silencio, o se presentase inquieto, distraído, molestando a sus compañeros, haciendo señas, tosiendo sin necesidad o cambiando continuamente de posición.
Daría muy mala idea de sí mismo el niño que obrase de esta manera.
Debe, al contrario, estar con quietud, atención y respeto; y para dirigir al Todo Poderoso las oraciones que se le hubieren enseñado, justo y conveniente será que tenga presentes los consejos de sus directores.
-
17513
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Nada tan agradable como una niña limpia y bien compuesta, aunque sean sencillos o humildes sus vestidos.
-
En el juego o diversión, es donde el hombre manifiesta su buena o mala educación.
-
El trato de respeto hacia los maestros y los compañeros de clase.
-
Hay que evitar en todo caso la soberbia, la avaricia, la obscenidad en las palabras y en los hechos, la ira o cólera, la gula, la envidia, la pereza o poco apego al trabajo...
-
La misma vanidad que nos deslumbra y arrastra a mil extravagancias, y aun locuras, es la que destruye y disuelve el logro de nuestras mismas ideas.
-
Deberes respectivos entre sacerdotes y seglares. Entre magistrados y particulares. Entre superiores e inferiores.
-
El aumento de los teatros, disminuyó el concurso de las tertulias particulares; quedando así una misma la necesidad de conversar, fue preciso ser menos escrupuloso en la admisión de nuevos miembros en las tertulias.
-
La avaricia se echa de ver, por donde quiera, pareciéndose al amor y a los celos.
-
Aunque pudiera extenderme mucho más en cada uno de los artículos de que os he hablado, de moral, virtud y urbanidad, contemplo que os he dicho lo bastante, para que seáis buenos, virtuosos y corteses.
-
Al saludar a alguien hay que tomar el sombrero con la mano derecha, quitarle enteramente de encima de la cabeza y, de modo que sea cortés, extender el brazo hasta abajo
-
Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
-
Educar a los hijos no es una tarea fácil, Requiere constancia y tesón, aunque sea más sencillo dejarles hacer lo que quieran.