Buenas maneras en el templo
El respeto que debe mostrar un niño en el templo y otros lugares religiosos se debe inculcar desde pequeño
Buenas costumbres en la casa de Dios
Aquella urbanidad
Si entre los hombres es tan necesario y útil presentarse decorosamente, ¡cuánto mayor será esta necesidad en la casa de Dios, donde existe el positivo emblema de nuestra religión; donde respetamos la imagen de Dios vivo!
Allí la juventud debe acreditar sus buenas costumbres, allí conviene demostrar que no en balde se ha estudiado la urbanidad y el conocimiento de nuestra pequeñez ante el que todo lo puede.
En todas las naciones del mundo observan los hombres en el templo el mayor recogimiento, porque se considera en presencia del que todo lo ve y todo lo dirige.
Te puede interesar: La importancia de los buenos modales en la educación (con vídeo)
Así es, efectivamente, y sería digno de la mayor censura el niño que en la iglesia no guardase compostura y silencio, o se presentase inquieto, distraído, molestando a sus compañeros, haciendo señas, tosiendo sin necesidad o cambiando continuamente de posición.
Daría muy mala idea de sí mismo el niño que obrase de esta manera.
Debe, al contrario, estar con quietud, atención y respeto; y para dirigir al Todo Poderoso las oraciones que se le hubieren enseñado, justo y conveniente será que tenga presentes los consejos de sus directores.
-
17513
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Debes adquirir indefectiblemente una serenidad de ánimo y una frescura de sangre que te haga ser dueño de tu genio y temperamento.
-
Manifestar que no perdéis una palabra de cuanto los otros dicen y que experimentáis los afectos que tratan de mover en vuestro ánimo, es un deber tan evidente que no necesita encarecerse.
-
Todas las acciones nuestras que en las vicisitudes socíales y en la conversación común ahorran incomodidad, tiempo y trabajo a nuestros semejantes.
-
Las señoras no se levantan ni para recibir ni para despedir a los caballeros; pero sí cuando entren o salgan otras señoras.
-
Tan pronto como supiera leer, la dejaría en libertad de leer todos los libros de la casa...
-
No hay cosa más importante ni más preciosa que la reputación; y así el quitarla a otro es muchas veces mayor delito que ofenderle en su hacienda o en su persona.
-
Actos inurbanos o molestos a los presentes.
-
Repara que hay una gran diferencia entre compañero y amigo; porque el primero regularmente es involuntario y accidental, cuando el último es voluntario y decidido.
-
La higiene sirve para conservar la salud, prolongar la vida, perfeccionar la constitución del hombre, y preservarle de las enfermedades
-
En la mesa no debemos ser los primeros en sentarnos, en desdoblar la servilleta ni en poner las manos en los platos
-
Es muy indecoroso agachar la espalda, como si se tuviera un pesado fardo sobre los hombros.
-
Dice un conocido refrán: "De bien nacidos es ser agradecidos". La ingratitud es de personas poco educadas.