Reglas de cortesía Página 32
Reglas de cortesía, convivencia y comportamiento para relacionarse en sociedad. Relaciones sociales y reglas de cortesía
Las reglas de cortesía son reglas de conducta y buen comportamiento. Son una muestra de respeto y consideración que se tienen hacia otras personas
Todos los artículos de Reglas de cortesía
-
A los numerosos juramentos falsos abrió mucho campo la ignorancia, porque como casi nadie sabia escribir y no pudiendo consignárselos actos y documentos escritos, fue preciso confiar enteramente en la prueba testimonial y abusaron de ella.
-
Cuando nacen las sociedades sin que aun haya nacido el gobierno, el individuo que no puede alcanzar por sí mismo una venganza cumplida, empeña a sus amigos a que se le unan.
-
Los partidos políticos se enconaron con los partidos religiosos que comienzan en el siglo XII.
-
Los asesinos que osaban atacar al rey, a cardenales, a obispos, a condes acompañados de mucha gente, y asaltar ciudades poderosas, debían ser formidables para los viandantes particulares.
-
De los bárbaros a la civilización. El triunfo de los buenos modales y la racionalidad.
-
Se provoca la risa hablando de objetos bajos y plebeyos en tono grandioso y elevado con el cual reciben aquellos un aire cómico y gracioso.
-
La risa parece el producto de las dos sensaciones unidas, sorpresa y placer, movidas por un ligero contraste o por una finísima analogía.
-
La sátira debe ser considerada como una multa censoria que sirve para corregir aquellos defectos que sin dejar de ser molestos y aun nocivos a la sociedad, no se encuentran en los códigos criminales.
-
Es menester distinguir la maledicencia que descubre las inofensivas debilidades por el solo gusto de denigrar, de la otra que descubre delitos verdaderos que pueden ser dañosos al prójimo.
-
Discutir es alegar las razones y los argumentos en que se apoyan dos opiniones opuestas sin consideración a las personas que las proponen.
-
Las personalidades suelen agriar los ánimos en las disputas, y por lo común apelan a ellas los que más desprovistos están de razones.
-
Cuando muchos hablan a un tiempo, parece que oye uno a las ranas que se empeñan a porfía en sobrepujarse unas a otras y procurarse la gloria de ensordecer a cuantos las oyen.
-
La alegría moderada en las conversaciones pasa fácilmente de uno a otro ánimo y es acogida con favor por todos.
-
Los charlatanes se hacen callar no dando pávulo a sus palabras, del mismo modo que un tocador de violín para a los bailarines cesando de tocar.
-
Si a la locuacidad se une el egoísmo, esto es, si siempre hablamos de nosotros mismos, de nuestros gustos, de nuestras cosas, y de cuanto nos pertenece, es positivo que fastidiaremos de una manera insoportable a cuantos nos oigan.
-
Querer que nuestra conducta merezca la aprobación de todos, es pretender que los mismos manjares agraden también a todos.
-
La vanidad contribuye a hacer más activo el estímulo de la curiosidad, porque hay una satisfacción en poder decir, yo lo sé, yo lo he visto.
-
Actos inurbanos o molestos a los presentes.
-
Actos inurbanos o molestos a los presentes.
-
La cortesía prohibe hacer revivir o echar en cara a otro los vicios que un largo arrepentimiento ha borrado.
-
La descortesía sube de punto a medida que la parte que nosotros nos llevamos excede a la que queda individualmente para los otros.
-
Todas las acciones nuestras que en las vicisitudes socíales y en la conversación común ahorran incomodidad, tiempo y trabajo a nuestros semejantes.
-
Las oportunas explicaciones disipan aquellos sinsabores o malas inteligencias que entre vecinos suelen degenerar en discordias.
-
Cualquiera acción o dicho que voluntaria e ilegítimamente nos roba la estimación ajena o nos expone al desprecio, se llama injuria.
-
El disgusto que nace de la imputación de efectos morales, crece o disminuye en razón de la cualidad del defecto imputado.
-
Es tan natural en el hombre la tendencia a ensalzarse a sí mismo y a deprimir a los otros, que casi sin notarlo y sin ánimo resuelto de ofender mortificamos el amor propio de los demás.