Objeciones y consejos en sociedad.
Fraseología urbana para las principales ocurrencias de la vida social.

Objeciones y consejos en sociedad.
Conviene aconsejar con mucha reserva y miramiento, aun cuando al afecto y el deber lo justifiquen; porque ¿hay cosa más incómoda que oír a un vanidoso o impertinente repetir a todas horas: "Yo en vuestro caso haría esto". Mejor será decir: "Mi parecer no puede tener gran peso, pero es este".
Cuando alguien nos haga alguna objeción, mayormente si es en términos decorosos, como: "sin ánimo de contradecir a Vd., me parece que esto puede entenderse de este modo"; o "si Vd. no lo lleva a mal, me tomaré la franqueza de advertirle que en lo que ha dicho padece equivocación", contestaremos sin calor y hasta con agrado: "más bien que llevarlo a mal, me hará Vd. mucho favor en rectificar mis errores"; "no dudo haberme equivocado, y espero se servirá Vd. manifestármelo fracamente". No digáis: "Vd. no me ha comprendido", sino: "sin duda me he explicado mal".
-
12850

Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
El hábito es una segunda naturaleza, y lo que nos parezca imposible al principio, nos será sumamente fácil con el tiempo.
-
Se usan dos clases de sillas, la francesa y la inglesa.
-
Principios sólidos, y basa fundamental de la verdadera sabiduría, de las obligaciones de la buena crianza, y un resumen de las principales reglas de la urbanidad.
-
Las preocupaciones locales prevalecen solo entre el común de las gentes, y no imponen a los espíritus formados y reflexivos.
-
En el día se admite en todas las sociedades con pantalón negro por la tarde; pero este pantalón no ha de llegar sino al tobillo a fin de que se vea la media de seda negra
-
La urbanidad y la civilidad para los jóvenes en unas simples cuestiones.
-
Querer que nuestra conducta merezca la aprobación de todos, es pretender que los mismos manjares agraden también a todos.
-
No se crea que este tratado sea un estimulante del lujo, ni un catecismo de imitación de los extranjeros.
-
El trato de respeto hacia los maestros y los compañeros de clase.
-
Antes de sentaros a la mesa debéis lavaros las manos si no las tenéis muy limpias.
-
Entre las diversiones deben preferirse a las demás las que nos ponen en movimiento, y nos hacen ejercitar las fuerzas.
-
Es necesario al quitarse el sombrero levantar las mechas que se hayan caído, restablecer los tupés.
