
Equitación. La silla de montar. Tipos.
Se usan dos clases de sillas, la francesa y la inglesa.
Equitación. De la silla.
Se usan dos clases de sillas, la francesa y la inglesa; la de picar es propia de los que ejercitan este arte, y la silla húsar pertenece a la caballería ligera.
La silla inglesa es más elegante y menos pesada que la francesa; aunque no se está en ella tan cómodamente como en la silla francesa; las piernas cuelgan naturalmente, se usa de ellas con más facilidad, y obran más directamente sobre el caballo. La silla inglesa tiene no solo el inconveniente de que sus bastos sean más largos, sino la de no tener borronas para sostener el muslo, lo que obliga al jinete a llevar sus piernas hacia adelante, y apoyarlas en estribos más cortos.
La silla francesa es preferible principalmente para todos, como también para enseñar a un caballo.
La silla inglesa es más a propósito para paseo.
El caballo enseñado o maestro, debe obedecer igualmente con la silla inglesa que con la francesa, y el buen jinete acaso se hallará más cómodamente en una silla inglesa. Conformémonos a la moda. No podrá decirse que monta bien a caballo un hombre que no sabe montar sino sobre silla en que está acostumbrado. Haced que vuestro caballo haga en silla inglesa lo que le habéis enseñado a ejecutar en silla francesa.
La silla debe ponerse casi en medio de la espalda del caballo; muy adelante perjudicarían a la libertad de los movimientos del caballo, y muy detrás el peso del jinete fatigaría las ancas del caballo, y no serían tan vivas sus marchas.
-
7305
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Los jóvenes deben ser educados para tener buenos modales y evitar que sean personas maleducadas en el futuro
-
Los males del alma, por lo que toca al entendimiento, son la ignorancia y el error
-
No es decoroso ni cortés hablar de forma presuntuosa de un banquete o de una comida a la que uno asistió.
-
Se llama inscripción el título que se da a los sujetos a quienes se escribe, y se pone al principio de la carta.
-
Todo cuanto aprendas procura aprenderlo con cuanta más profundidad te sea posible. Los estudios superficiales producen casi siempre hombres medianos y presuntuosos.
-
La imprudencia, esa hija de la vehemencia en el pensamiento y de la intemperancia en la expresión
-
Las personas en cuya casa se celebran, se sienten en la obligación indispensable de abrir su puerta a todo el mundo, indistintamente, por lo cual sus casas vienen a ser como lugares infames y públicos.
-
Lo primero que debe hacerse al entrar en la habitación de una persona a quien se visita es saludarla y hacerle una reverencia
-
No hay obligación de saber que los tapices llamados de los Gobelinos fueron y son muy estimados; pero sí hay obligación de no confundir a los Gobelinos con el partido político de los Gibelinos...
-
La cortesía prohibe hacer revivir o echar en cara a otro los vicios que un largo arrepentimiento ha borrado.
-
La urbanidad en todas partes es amable, y distintivo de una persona bien criada.
-
Por lo regular, en la casa de un artista se exige más franqueza, y ninguna reserva diplomática.