La decencia en general.
La decencia general consiste en conformarse con las circunstancias de persona, lugar y tiempo.
La decencia en general.
El que considere atentamente cual es su estado y condición; las circunstancias del lugar en que habla, y las de la persona a quien habla, con la índole, calidad y genio que la asisten, errará muy poco en la práctica de la urbanidad. Porque está claro, que lo que es lícito en casa, no es permitido en la calle, ni lo que es permitido en la calle, lo debe ser en la Iglesia.
La decencia general consiste , después de tener presente el lugar y tiempo, en conformar el interior y exterior con el interior y exterior de la persona a quien por obligación o gusto se intenta agradar o consolar. Querer, v. gr. -por ejemplo-, hacer en una enhorabuena lo que corresponde en un duelo, no es menor despropósito que que el de algunas personas ancianas de uno y otro sexo, que sin consideración a su edad y circunstancias, y por un exceso de afectación, se visten como los jóvenes más afiligranados, y nos dan al parecer a entender estos desjuiciados vecinos del sepulcro, no se adornan sino para ir con tan grande pompa a sus propios funerales.
Por tanto, aplicar cumplidos y expresiones a asuntos diferentes e inconexos, es descomedimiento inaguantable entre gente civil y bien criada. Así que, al pésame, por ejemplo, se irá con vestido honesto y negro (si se puede, por ser el propio), y en sus cumplimientos serán el semblante y las expresiones propias de un hombre que se duele de la pesadumbre ajena; más si por el contrario tuviese que acudir a algún convite de regocijo o enhorabuena, manifestará en todas sus palabras y acciones la complacencia que le cabe en la dicha de aquel sujeto a quien cumplimenta. Jamás se presentará en él con aspecto severo y displicente, porque es gran descortesía que indica pesar del bien ajeno.
Al airado no le hablará jocoso; al triste le consolará con seriedad; al enfermo le visitará cariñoso, pero sin darle remedios ni medicinas oídas como los curanderos. Si es amo, se hará respetar sin faltar a la caridad; si criado, sufrirá a sus amos, y se hará cargo que en ellos sirve al mismo Dios. Si es inferior a la persona con quien trata, cederá en todo lo posible a su gusto y complacencia. Y si de la observancia de alguna de las reglas prescriptas viere que se sigue alguna ofensa a Dios o incomodidad al prójimo, abandónela, y haga lo mismo siempre que la variedad de las circunstancias lo pidan; porque siendo la urbanidad un verdadero obsequio y amor al prójimo, fundado, como hemos dicho, en la humildad y caridad, es menester no dar lugar a que se convierta en ofensa y detrimento suyo el fruto que pudieran producir estas máximas urbanas.
-
16442
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Cuando uno se incorpora a un grupo de personas, es muy descortés preguntar por lo que se está diciendo.
-
Las normas de cortesía con las preferencias galantes que se permiten a las mujeres.
-
Antes de sentaros a la mesa debéis lavaros las manos si no las tenéis muy limpias.
-
Los niños que asisten a la misa u otras ceremonias deben conocer sus obligaciones y aprender la forma correcta de comportarse
-
Las señoras no se levantan ni para recibir ni para despedir a los caballeros; pero sí cuando entren o salgan otras señoras.
-
La ridiculez de las modas, bien puede recordarse el uso de llevar una calceta o una pierna de un color y la otra de color distinto.
-
Cuando a alguno de nuestros deudos o amigos le haya sobrevenido una desgracia, le manifestaremos la parte que en la misma nos tomamos.
-
¿Hasta dónde llega la obligación de regalar, en las personas que no están comprendidas entre los padres o hermanos de ambos contrayentes?
-
Los mejores libros, considerándolos desde el punto de vista que nos ocupa, son indudablemente los libros de viajes.
-
Una ciencia que enseña a complacer en el verdadero rol o lugar que nos toca es la civilidad
-
Las instancias y oficios deben ser lo más concisos posible.
-
Uno de los puntos más esenciales que debe observarse en la buena formación de las cartas, es atender y poner la consideración sobre la persona a quien se escribe