
La conclusión y posdata de las cartas.
La conclusión de una carta familiar era en otro tiempo un negocio de importancia; hoy se pone menos cuidado, y con mucha razón.
La conclusión y posdata de las cartas.
La conclusión de una carta familiar era en otro tiempo un negocio de importancia; hoy se pone menos cuidado, y con mucha razón. ¿De qué sirve decirse el humildísisimo, afectísimo, obediente, etc. de una persona a quien se trata con amistad y franqueza?
El buen gusto, que ha mudado todas las cosas, ha cambiado también estas fórmulas y las ha simplificado, pero conservándolas para con los superiores y compañía.
Posdata.
Se llama posdata lo que se añade a la carta después de firmada, y por lo general se señala con estas dos letras P.D.
Las posdatas indican poca atención; por eso no deben usarse sino entre gentes que se tratan sin cumplimiento y para dirigir sus expresiones o memorias a alguno.
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El conocimiento de algunos estilos es necesario, no precisamente para ser admitido en la sociedad de buen tono, sino para ser colocado en ella convenientemente.
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Dedicatoria el niño Enrique de Borgoña.
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Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
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Debemos acostumbrarnos en todos tiempos a fijar nuestros deseos en el bien infinito, y a no anhelar en el mundo más bienes que los que poseemos.
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Las diversiones son ejercicios a los que se puede dedicar algún tiempo durante el día, para descargar la mente de las ocupaciones serias
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La urbanidad y la civilidad para los jóvenes en unas simples cuestiones.
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No toméis pues tabaco; pero si este gusto se os ha hecho una necesidad indispensable, ocultaos cuando debáis satisfacerle.
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De la urbanidad en las maneras de los niños.
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Los asesinos que osaban atacar al rey, a cardenales, a obispos, a condes acompañados de mucha gente, y asaltar ciudades poderosas, debían ser formidables para los viandantes particulares.
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Gran asunto de la atención, no hablar por superlativos, ya por no exponerse a ofender la verdad, ya por no desdorar su cordura.
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En la mesa no tomaremos en las manos, ni tocaremos otra comida que el pan destinado para nosotros.
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