![Logo Protocolo y Etiqueta](https://www.protocolo.org/extra/desimg/xcombined_proto_logo_idx_462x60.png.pagespeed.ic.5ZOHUrny0M.png)
Tarde diecinueve. Las frivolidades.
Conoced el verdadero valor del tiempo; arrebatad, coged y gozad todos sus momentos. Fuera ociosidad, pereza y dilación: nunca suspendáis para el día siguiente lo que podías hacer hoy.
Sobre todo, hijos mios, no empleéis el tiempo en frivolidades. El hombre frivolo siempre parece ocupado, pero en nada de provecho. Para él los pequeños objetos son grandes, y desperdicia en bagatelas el tiempo y la atención que debiera emplear en cosas de importancia. Se para a observar los vestidos, y no los caracteres de los que los llevan. Fija toda su atención en las decoraciones de un teatro, y no hace caso de la comedia; no se le escapa una ceremonia de la corte, y deja a un lado la política.
Conoced el verdadero valor del tiempo; arrebatad, coged y gozad todos sus momentos. Fuera ociosidad, pereza y dilación: nunca suspendáis para el día siguiente lo que podías hacer hoy.
Economía.
Un tonto malgasta sin crédito, ni provecho; un hombre de juicio gasta de un modo enteramente contrario. Este emplea el dinero como el tiempo, útil o agradablemente para él, o para otros. Aquel compra lo que no necesita, y no paga lo que le hace falta. No pasa por delante de una tienda de Alemanes, sin caer en la tentación de comprar alguna caja de tabaco, algún reloj, puño de bastón, sortija, o bien otras bujerías o chucherías que solo sirven para arruinarle. Sus criados y los tenderos conspiran contra él, y a poco tiempo queda asombrado de ver en su casa tantas ridiculas superfluidades, tan pocas cosas de aquellas que aumentan la comodidad y bien estar de una persona.
Sin cuidado y método, las más pingües rentas no sirven a cubrir los gastos necesarios. Hijos mios, pagad lo que debáis con dinero contante inmediatamente y no con papel; y pagad vosotros mismos, no por medio de ningún criado, a fin de que no estipule con los tenderos el tanto por ciento, o el regalo que le han de hacer por sus buenos oficios, según suelen decir los criados.
Nunca, por una mal entendida economía, compréis lo que no os haga falta porque os lo dan barato; mucho menos, por el necio orgullo de ser caro. Llevad una cuenta exacta de todo lo que recibáis, y de todo cuanto paguéis; el hombre que sabe lo que recibe, y lo que gasta, nunca disipará su dinero. Esto no es decir que sentéis por escrito los cuartos y los ochavos que gastéis en frioleras, pues no merece la pena de que se gaste tiempo, papel y pluma en ello; solo sí, que en economía, como en todas las demás cosas de la vida, se debe atender a los objetos de entidad y despreciar las bagatelas.
-
5142
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Sobre el modo de trinchar y servir la mesa, reglas a observar.
-
Fraseología urbana para las principales ocurrencias de la vida social.
-
La primera cosa que se debe recomendar al que va a escribir una carta es la prudencia en lo que escribe.
-
Hay que advertir la oportunidad de hacer un obsequio y al criterio que conviene seguir, según que la prudencia aconseje aceptar o rechazar el don que se nos hace
-
Los Romanos llevaban barba cuando sometieron a los Griegos que no la tenían, y la habían dejado de llevar a su vez cuando fueron vencidos por los Godos que aún la conservaban.
-
Suele ser el escollo donde se estrellan las personas de talento, la piedra de toque de los caracteres de cada uno, y en la conversación es en donde se conoce a un hombre bien educado.
-
La reputación de los ancianos procura estimación a aquellos a quienes honran con su amistad. Solo su experiencia puede sugerir los consejos necesarios en la carrera de la vida
-
Cuando uno se incorpora a un grupo de personas, es muy descortés preguntar por lo que se está diciendo.
-
Cada uno debe escoger el modo de relatar que mejor conviene a los hábitos de su espíritu y al exterior de su persona.
-
Todo lo más principal que tenga que deciros acerca de la urbanidad se comprenderá en veinticuatro horas, al fin de las cuales vuelve a repetirse la misma tarea de trabajo y descanso.
-
Cuando la vanidad va unida a la ignorancia presta oídos a las más necias mentiras y se alimenta con las más inverosímiles ilusiones.
-
El gorro de noche debe colocarse de forma precisa para que no estropee ni el cabello ni el peinado.