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La buena educación. Prueba mundial de modales. II

Las mujeres son ligeramente más educadas que los hombres y, por extraño que parezca, ambos grupos fueron significativamente más amables con los de su mismo sexo

Reader's Digest
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La puerta abierta de Perth.
Puerta. La puerta abierta de Perth.

Ciudades con los mejores modales del mundo

T de tolerancia

Toronto, en Canadá, quedó en tercer lugar. En la moderna zona de Queen Street West, el artista callejero Mike Parsons, de 28 años, nos ayudó a recoger los papeles que dejamos caer. "Siempre estoy aqui sentado, dibujando, y veo que la gente es educada y alegre. Toronto es una ciudad muy tolerante, muy cordial".

Mark Ellis, abogado de 48 años, estuvo de acuerdo. "En Canadá, la gente es más educada que en otros países que conozco, sobre todo de Europa", le contó a nuestro reportero tras sujetarle la puerta en la zona financiera.

Sin embargo, dos ciudades europeas (Berlín, en Alemania y Zagreb, en Croacia), obtuvieron buenos resultados en nuestras pruebas, empatando con Sao Paulo (Brasil) en el cuarto puesto.

Los habitantes de Zagreb han resultado ser líderes en la recogida de papeles caídos. Josip, de 72 años, se inclinó para recoger los documentos de nuestra reportera a pesar de su artritís. "Siempre ayudo a quien tiene problemas", dijo, ¡si puedo!.

En Sao Paulo (Brasil) incluso los pequeños delincuentes son amables. Mientras comprabamos unas gafas de sol de imitación en el mercado ilegal de la calle 25 de Marco, alguien dio la alarma de que se acercaba la policía. El vendedor guardó toda su mercancía para huir, pero antes nos agradeció nuestra compra de dos dólares.

La zona con más falta de educación fue Asia: ocho de nueve ciudades asiáticas quedaron entre las once con la menor puntuación.

El último puesto lo ocupa Mumbai (India), donde los vendedores eran particularmente maleducados. Inmediatamente después de que nuestra reportera pagara unas horquillas para el pelo en una tienda, el dependiente de 31 años, Shivial Kumavat, le dió la espalda. Cuando se le preguntó la razón, contestó: "Señora, no soy un hombre educado. Facilito los productos a los clientes y nada más".

Una joven empleada de un supermercado estatal no ayudó a nuestro reportero a recoger sus papeles, y cuando le preguntamos, contestó, mintiendo, que no lo había visto. Otro trabajador pasó incluso por encima de ellos. "Eso no es nada", dijo el guardia de seguridad de la tienda. "En Mumbai pasarían por encima de una persona que se hubiera caído".

Puertas bien cerradas

Ceder el paso en una puerta
Cortesía. Ceder el paso en una puerta

Lo más sorprendente en Asia es que casi nadie sujeta las puertas. Todas sus ciudades, a excepción de Hong Kong, quedaron entre los 10 últimos lugares, y ninguna tuvo una tasa de éxito mayor del 40 por ciento. Muchos asiáticos no creen que sujetar la puerta al que viene detrás sea una muestra de buenos modales. "No se puede medir el valor de una persona en función de si sujeta o no una puerta", señaló John Christopher, estudiante de 19 años de Manila, la capital filipina.

Yoon Mi-ri, una empresaria de 43 años, nos sujetó la puerta de una tienda en Seúl, pero sólo porque "viajo mucho al extranjero y se que se suele hacer. En Corea, no se fija la gente mucho en estas cosas".

Pero también fuera de Asia encontramos abundante falta de modales. Moscú, en Rusia, y Bucarest, en Rumanía, se ganaron el último puesto entre las ciudades europeas menos amables. En Moscú, una mujer de unos 40 años y con aspecto de tener dinero, dejó que se cerrara una puerta en nuestras narices. Al preguntarle el motivo, nos respondió: "No soy la portera. No es mi trabajo abrir puertas. Si alguien se hace daño, debería pasar más rápido".

No tan pobres

¿Qué podemos aprender de nuestros resultados? Mientras dos de las ciudades más ricas del mundo (Zúrich y Nueva York) obtuvieron los puestos más altos, encontramos también educación y buenos modales en zonas más humildes. En Johannesburgo (Suráfrica), nuestro investigador concluyó: " Cuando mejor vestida va una persona, menos probable es que ayude a los demás. Se puede aplicar a todo el mundo, independientemente de la raza".

Como fueron las ciudades más prósperas las que quedaron a la cabeza de nuestra clasificación, Charles Mosley, editor de una publicación británica sobre modales y buenas maneras, aventura una explicación: Las ciudades más ricas en general no están tan abarrotadas y la competencia por los recursos es menos intensa".

Pero las prisas no son siempre un obstáculo para ayudar a los demás. En pruebas efectuadas en horas punta, se obtuvieron resultados muy similares a los de las pruebas realizadas en momentos del día más relajados. Un funcionario local británico, Gary Webber, de 46 años, ayudó a recoger nuestros papeles en Londres en hora punta, y aseguró que actuó por empatía: "Parecía que tenías mucha prisa. Yo también la tenía y pensé: Si lo hacemos juntos, los dos llegaremos a tiempo".

Dependiente tienda
Tienda. Dependiente tienda

Muchas personas mayores se quejan de que hay poca educación entre la gente joven. Pero nosotros notamos que, por un pequeño margen, la gente de menos de 40 años fue más amable, y los mayores de 60 años, los menos atentos. "Al parecer, cuanto más jóvenes, más educados", dice nuestro investigador en Finlandia. "Asi que, vamos a dejar de quejarnos de que las nuevas generaciones ya no son como las de antes".

Las mujeres son ligeramente más educadas que los hombres y, por extraño que parezca, ambos grupos fueron significativamente más amables con los de su mismo sexo. Algunos hombres dijeron que les preocupa tratar con condescendencia a las mujeres independientes de hoy en día. Tal vez por eso, los hombres de más de 60 años, que supuestamente crecieron en una época con más modales, tuvieron los peores resultados en sujetar la puerta a nuestras investigadoras.

El nivel de amabilidad en las tiendas grandes fue semejante al de los establecimientos pequeños. Reena, cajera de unos grandes almacenes en Sydney (Australia), daba las gracias jovialmente a los compradores con una gran sonrisa. Pero en una diminuta tienda de música de Roma,, un vendedor de mediana edad fingió estar ocupado con un inventario durante 10 minutos, hasta que al fin se dignó a vendernos un plecto.

Alrededor del 74 por ciento de los dependientes de todo el mundo nos dió las gracias. En general, explicaron que lo hacían porque si eran amables, los clientes volverían. "Después de la crisis económica Argentina del 2002, no me arriesgo a perder una venta", aseguró Amanda Herrera, dueña de una juguetería en Buenos Aires.

Miedo a la delincuencia

Nuestras otras dos pruebas dieron unos resultados globales menos alentadores. Algo más de la mitad de las personasnos sujetó la puerta y solo un tercio nos ayudó con nuestros papeles. Muchos, en esta última prueba, dijeron estar demasiado ocupados para detenerse o no tener porque hacerlo, pero una minoría significativa dijo temer ser más víctima de un delito (o pasar por un delicuente) que parecer grosero. "He oído que los carteristas utilizan trampas como ésa", explicó una mujer de 50 años en Praga (República Checa), "alguien tira algo, tu le ayudas a recogerlo y mientras, el cómplice te roba".

Y bien, ¿ha aprobado el mundo la prueba de los buenos modales? En conjunto, nuestras 35 ciudades fueron amables el 55 por ciento del tiempo. "La educación elemental es lo que hace funcionar el engranaje de la sociedad", dice un especialista en valores sociales. Nuestra evaluación del nivel de amabilidad en el planeta sugiere que el engranaje funciona muy bien, salvo en unas cuantas ciudades.

Algunos de nuestros investigadores se sintieron desilusionados por el trato que les dieron sus compatriotas. Los reporteros franceses se molestaron tanto por la falta de ayuda de la gente en París, que pensaron en abandonar el proyecto. Pero en otros lugares los investigadores recibieron una grata sorpresa. "Fue estupendo descubrir que la gran mayoría de las personas no sólo pasaron la prueba", comenta Salvador García de la Ciudad de México, "sino que dijeron sentirse parte de una cultura muy amable".

Rodolfo Mateo, de 21 años, dependiente en una pastelería, ejemplificó la amabilidad mexicana. Después de dar las gracias a nuestra reportera por comprar una botella de agua, nos contó que valoraba la educación gracias a su abuela, quien le decía: "lo más bonito que puedes darle a otra persona es una sonrisa auténtica. No lo olvides y verás resultados maravillosos".

 

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