Tener paciencia es vital para una buena convivencia. Diferenciar la paciencia de la prisa
En una sociedad en constante movimiento las prisas son el pan nuestro de cada día. Por este motivo, es tan importante tener paciencia y saber mantener la calma
¿Qué es la paciencia? ¿Por qué debemos tener paciencia?
La paciencia es una actitud que tenemos frente a las cosas que nos pasan con las personas con las que nos relacionamos. Vivimos en una sociedad en la que tenemos tanto relaciones presenciales como virtuales. La paciencia es buena para controlar situaciones y mantener la calma en momentos difíciles o complicados.
La paciencia nos hace mantener o soportar situaciones que no siempre son agradables o cómodas. Incluso, en situaciones más o menos adversas o que nos producen sufrimiento. Hay momentos o situaciones que pueden ser más propicias para perder la paciencia. Por ejemplo, al volante de un automóvil. Los atascos, una mala maniobra, etc. nos suelen hacer la paciencia con facilidad -no solo la paciencia, sino también los buenos modales-.
Diferenciar la impaciencia de la prisa
La impaciencia sería el estado previo a la prisa. Sería la incapacidad de mantenernos tranquilos o soportar determinadas situaciones incómodas o no.
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La prisa sería la respuesta a la impaciencia. Sería la forma de buscar una salida a esa situación que nos produce la impaciencia.
¿En cuántos actos o ceremonias la impaciencia nos lleva a cometer errores? Ni la prisa, ni la impaciencia som buenas consejeras.
¿Qué significa ser impacientes?
La impaciencia depende de cómo sea cada persona. De cómo sea su carácter y su personalidad. La impaciencia tiene mucho que ver con las cosas con las que nos relacionamos.
La impaciencia es dejarnos llevar, en muchos casos, por las emociones y los sentimientos. Tanto el amor apasionado como la belleza de un paisaje puede llevarnos a ser impacientes en vez de a disfrutar de la experiencia. Damos prioridad a la necesidad de hacer cosas y a construir experiencias, más que a disfrutarlas.
¿Por qué somos impacientes?
Miguel asegura que principalmente somos impacientes por dos cosas:
1. Las personas somos seres que estamos a medio camino entre la acción y la pasión.
2. Vivimos en el tiempo de la aceleración y la hiperestimulación. La llegada de internet junto con el actual ritmo de vida ha logrado que la impaciencia se halla 'instalado' entre nosotros. Queremos que todo sea inmediato, por no decir que lo queremos de modo instantáneo. No tenemos paciencia.
Por último, debemos plantearnos vivir con más calma y tranquilidad. Saber esperar puede ser bueno mientras disfrutamos del presente. Dejarnos llevar por lo que puede venir nos hace perder el disfrute y la experiencia del presente. Esperamos algo que puede no ser tan 'valioso' o gratificante como pensábamos.
Miquel seguró nos habla sobre la paciencia
Consejos para cultivar la paciencia
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