Puntualidad: Vigencia y alma de la cortesía
Coincidamos en interiorizar la puntualidad en nuestras vidas. Su aplicación evidencia organización, empatía y capacidad para cohabitar en un marco de acatamiento a las normas garantes de nuestros derechos y de los ajenos
La puntualidad eje fundamental de las relaciones personales, sociales y profesionales
Para numerosas personas la puntualidad carece de actualidad. Se percibe una aparente resignación, en todos los ámbitos y niveles, para admitir su ausencia como una novedosa característica cultural y social a la que debemos amoldarnos. No aceptemos, ni restemos importancia a su plena vigencia.
Reitero lo expuesto en otras ocasiones: renunciemos exhibir una reacción condescendiente frente a conductas lesivas a la sana y elemental convivencia humana. Jamás asumamos una respuesta dócil, sumisa y apática acerca de un proceder ante al que recomiendo sublevarnos como genuina expresión de respeto, autoestima y determinación. Sin ambigüedades marquemos la diferencia y, en consecuencia, rehuyamos contagiarnos de la abrumadora inopia imperante.
A mi parecer, es preciso y urgente exacerbar el espíritu de hombres y mujeres y, especialmente, despojarnos de esa sombra permanente y dominante de miedos, fragilidades y encubrimientos que acentúa nuestra penuria moral. Desistamos de la lacerante apatía y hagamos un esfuerzo solidario e inteligente para transformar nuestras conciencias y comportamientos.
Te puede interesar: Puntualidad: ¿por qué llegamos tarde? (con vídeo)
La puntualidad como alma de la cortesía
Coincidamos en interiorizar la puntualidad en nuestras vidas. Su aplicación evidencia organización, empatía y capacidad para cohabitar en un marco de acatamiento a las normas garantes de nuestros derechos y de los ajenos. No es un simbolismo intrascendente o anticuado. Seamos capaces de revalorar su auténtica utilidad en el trato interpersonal y colectivo.
En tal sentido, conlleva extraordinarias ventajas:
- es sinónimo de eficiencia en las actividades que desempeñamos;
- ganaremos la confianza del entorno;
- exhibe disciplina, perseverancia y orden para establecer las prioridades de las acciones;
- se vincula con la fuerza de voluntad y sentido de responsabilidad;
- genera satisfacción y tiempo para nosotros;
- constituye una magnífica "carta de presentación".
Innumerables semejantes recurren a la puntualidad por temor a la sanción o al descuento de sus honorarios; se debe evadir calificar su uso como una "camisa de fuerza". Sugiero presentarse momentos antes de iniciar los quehaceres en la oficina para esquivar posibles tensiones generadas por su incumplimiento. Así estará alejado de remordimientos, llamadas de atención; su desempeño será percibido con profesionalismo. Este concepto incluye atender los compromisos y pactos en los plazos convenidos con el propósito de garantizar las correctas funciones de la empresa.
Con frecuencia hombres y mujeres apelan a incontables pretextos para justificar su desprovista puntualidad. No circunscribamos su valía a los cometidos laborales. Hagamos de su práctica una manifestación de miramiento y afabilidad. En la actualidad tenemos una amplia variedad de medios tecnológicos encaminados a describir la ruta más rápida para soslayar la congestión vehicular y despertadores, alarmas, etc. Es decir, contamos con mayores elementos para obviar infringir este afamado valor.
Si, por alguna razón, llega tarde a una invitación -de cualquier índole- aconsejo sortear decir en voz alta "disculpen la demora" y contar los aparentes entretelones de su demora, como sucede con asiduidad. Únicamente, busque el instante oportuno para aproximarse al anfitrión y dar sus excusas; no publicite su falta, ni distraiga la tertulia para intentar esclarecer su retraso, aun cuando existan justas motivaciones. Actúe con sobriedad, tino y sentido común; su proceder enaltecedor lo distinguirá.
Cuando estamos en la mesa comiendo e ingresa uno de los invitados, el anfitrión deberá indicarle su sitio y disponer tan solo servirle el plato que están disfrutando en ese intervalo. Se ha hecho habitual ofrecer el menú completo a quien acude con tardanza; es una equivocada y absurda consideración con quien posee la inelegancia de la impuntualidad. Tampoco el dueño de casa solicitará una explicación o dispondrá contactarse con el participante tardón. Debe éste comunicar su retraso y brindar explicaciones.
Reitero con énfasis lo expuesto en mi artículo "El valor de la puntualidad": "...Cuando asista a un evento recuerde darse su lugar y no permita que lo hagan esperar como es costumbre. En los matrimonios la hora indicada en la tarjeta no coincide con la celebración de la boda. También, es 'normal' en actividades oficiales que la autoridad principal llegue tarde y nadie exprese su malestar o se retire: típica actitud de sometimiento. Eso me trae a la memoria a una entidad (en la que laboro) que convoca reuniones de confraternidad y el anfitrión tiene la 'tradición' de acudir tarde y, consecuentemente, no recibe a sus invitados a pesar que debe dar la bienvenida. En su oficina, encuentros de negocios, citas, etc. distíngase por su puntualidad y tendrá potestad para exigir igual retribución. Demuestre su autovaloración, si es que la tiene".
Abrazo con firmeza e ilusión la esperanza que nuestro ejemplo de respeto y educación será recogido, secundado y apreciado. La suma de nuestras dignas, coherentes e insistentes iniciativas influirá, de modo determinante, en el anhelado cambio que estamos obligados a emprender para forjar una sociedad con un nuevo amanecer. Tenga en mente e inspírese en este clásico, sabio y nunca tan imperioso aforismo inglés:
"La puntualidad es el alma de la cortesía".
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Seamos responsables con las medidas de seguridad dispuestas en hogares, centro de trabajo y lugares públicos...
-
El código de la civilidad pretende enmendar a la naturaleza, apartar al hombre de su animalidad para aproximarle a lo humano
-
Tratar con las personas que 'más sufren del mundo' es bastante complicado. Están tratando siempre -o casi siempre- de ser el foco de atención de cualquier conversación
-
Los actos generosos suelen beneficiar no solo a la comunidad sino también a las personas que los hacen
-
Hay gente malencarada y arisca que debió de perderse la clase el día que enseñaban cortesía.
-
Dice un conocido refrán que "de bien nacidos es ser agradecidos". Habría que añadir, que ser agradecidos es de personas bien educadas
-
Algunas recomendaciones extraídas de la conferencia “Educación, ceremonial y protocolo” de la experta en etiqueta social Maria Eugenia Chikoff.
-
La cortesía permite al individuo descifrar el código -con frecuencia oculto y no explicitado- de las relaciones humanas
-
Gritar es una forma de conducta violenta y autoritaria. Lo cierto, es que gritar genera un 'beneficio' inmediato
-
El programa de la televisión de Castilla y León nos ofrece un espacio sobre protocolo en el que nos explican cuestiones relacionadas con el saludo y las presentaciones
-
La decoración navideña sigue una tendencia parecida a la moda. A casi todo el mundo le suele gustar hacer algunos cambios en la decoración de Navidad...
-
Cuando sostenga una conversación con una persona que se encuentra sentada en una silla de ruedas, procure sentarse para estar a su mismo nivel