Los teatros y sus representaciones. Primera parte.
Los sitios de delante pertenecen exclusivamente a las mujeres; los caballeros se colocan un poco detrás, aunque los puestos de delante estén desocupados.
Los asientos, los palcos y los saludos.
En este capítulo necesitamos tratar dos cosas diferentes: las leyes que la etiqueta impone a las personas que asisten a los teatros y las que se observan en los salones donde se representan comedias de aficionados.
A los teatros no es costumbre que vaya una dama sola; en defecto de su familia, siempre la acompaña alguna persona amiga del uno o del otro sexo.
En los palcos, el asiento de la derecha del delantero pertenece a la persona a quien se desea honrar, si el palco es de los que están al frente del escenario; en otro caso, el puesto de honor es, naturalmente, el que permita ver mejor.
Los sitios de delante pertenecen exclusivamente a las mujeres; los caballeros se colocan un poco detrás, aunque los puestos de delante estén desocupados. Un padre cede el sitio de delante a su hija, por niña que sea. En los teatros elegantes y en las soirées de gala las mujeres jóvenes ocupan el delantero de los palcos.
Es de mal gusto para una mujer hablar alto y reir a carcajadas en el teatro, lo mismo que demostrar mucho entusiasmo o desdén exagerado por la función que representan.
No deberá mirar con insistencia a las personas amigas que asisten a la función, ni fijar los gemelos demasiado sobre ninguna persona, así como también es necesario aparentar qe no se preocupan de si se es o no mirada una misma.
"Es de mala educación demostrar mucho entusiasmo o desdén exagerado por la función que representan"
Se saluda a los conocidos, según el grado de confianza, más o menos expresivamente, evitando grandes gestos, llamadas y señas con el abanico, pañuelo, etc.
En los entreactos, los caballeros solos van a visitar a sus conocidas a los otros palcos; si una dama de edad o de posición elevada se encuentra en la sala, las mujeres más jóvenes van a visitarla, si están autorizadas para ello.
Las personas que están sentadas en las butacas dejan generalmente su puesto durante los entreactos, y las damas de los palcos entran en el gabinete de éstos o cambian entre sí de sitio.
Un marido no debe dejar a su mujer sola en las butacas; ha de aprovechar el momento en que algún amigo le haga compañía, para ir a saludar a otras personas.
Una mujer sola no abandona su puesto en los entreactos, y para ir al foyer o a los pasillos se necesita que la acompañe un caballero, aunque sean dos o tres mujeres.
Respecto a la toilette, las damas que asisten en los grandes teatros de ópera o de lujo a palcos y puestos distinguidos los días de moda, necesitan ir descotadas en traje de ceremonia, y los días ordinarios con vestido de calle elegante y sombrero. Éstos ya es sabido que solo se pueden llevar a palco.
- Los teatros y sus representaciones. Primera parte.
- Los teatros y las comedias de salón. Segunda parte.
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