
Urbanidad de las entrevistas y de la conversación.
Los hombres que vienen a este mundo, puesto que siempre tienen relación entre ellos, están obligados a conversar y a hablar a menudo unos con otros.
Urbanidad de las entrevistas y de la conversación.
Los hombres que vienen a este mundo, puesto que siempre tienen relación entre ellos, están obligados a conversar y a hablar a menudo unos con otros. Por eso, la conversación es una de las cosas sobre las cuales la urbanidad establece más reglas; y exige que los cristianos sean extremadamente circunspectos en sus palabras.
Ése es el consejo que les da Santiago en su epístola. También el Sabio quiere que esta circunspección sea tan grande, que a pesar de que conoce la estima que el mundo tiene por el oro y la plata, pide, con todo, que se prefiera la atención que se ha de prestar a las palabras, a la natural afición que los hombres sienten a guardar su oro o su plata; y dice que hay que fundir el oro y la plata y hacer con ellos una balanza para pesar sus palabras. Y, sin duda, lo dice con motivo, ya que, como afirma el mismo apóstol Santiago, puede asegurarse que el hombre es perfecto cuando no comete pecado al hablar.
Hay que estar también persuadido que quien en sus palabras no comete faltas contra la urbanidad, conoce perfectamente cómo hay que vivir en el mundo y observa una conducta externa muy sensata y regulada.
La circunspección que se ha de tener en las palabras exige que vayan acompañadas de ciertas condiciones, de las que se trata en otros artículos.
-
13607
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Mientras Felipe II y Felipe IV tendían a utilizar estos métodos para intensificar el protocolo e imponer una disciplina estricta sobre sus cortesanos...
-
La urbanidad en todas partes es amable, y distintivo de una persona bien criada.
-
Debe ofrecerse siempre de beber del lado de la persona a quien se sirve.
-
Para sacar los cabellos de los algodones se aguardará a que estén ya fríos, porque si no se tomase esta precaución no se rizarían.
-
Principios sólidos, y basa fundamental de la verdadera sabiduría, de las obligaciones de la buena crianza, y un resumen de las principales reglas de la urbanidad.
-
No es decoroso, después de haberse ensuciado o lavado las manos, el secarlas con los vestidos propios o ajenos, o en una pared, o en cualquier otro lugar que pueda ensuciar a alguien
-
Un mordaz y disparatado punto de vista de la moda de Paris desde el punto de vista de un extravagante con mucha dosis de socarronería
-
Al enviar las invitaciones, figuran en las tarjetas los nombres del marido y de la mujer, pero al contestar aceptando la invitación o excusando...
-
Hay dos pasiones que es preciso vigilar para no dejarse llevar por ellas en el juego: la primera es la avaricia, la cual ordinariamente es fuente de la segunda, a saber, la impaciencia y los arrebatos
-
Debe ir a dar la bienvenida a los vecinos recién llegados. Lo ideal es que esta visita se haga durante las primeras veinticuatro horas de estancia en la nueva residencia.
-
Para ser admitido en esas reuniones ya no fue necesario haber roto una lanza en honor de una princesa o de una dama, sino que bastó descender de ilustre y antigua cuna
-
Escribiendo a personas ocupadas en negocios o en letras, hay que ser breve; al paso que con las personas queridas nunca una carta es demasiado larga.