
La compostura en la escuela.
En llegando a la escuela, hará cuenta, que entra en la casa de la persona más respetable, por consiguiente, tendrá el debido respeto a este lugar y al maestro.
La compostura en la escuela.
A la hora competente y precisa saldrá de su casa el niño, besando la mano a sus padres, y tomando todo lo necesario para el cumplimiento de su obligación, sin detenerse con los otros niños en juegos, ni acompañarse con los mal educados y más libres.
Se dirigirá a la escuela guardando sus oídos de las palabras sucias y escandalosas que oiga, y aun más guardará su lengua de pronunciarlas.
El enredar por la calle, jugar de manos, correr tras otros y darles con los libros, aun por juego, es de truhanes y gente de mala crianza. El gritar, cantar o incomodar a alguno, es de gente vil.
En llegando a la escuela, hará cuenta, que entra en la casa de la persona más respetable, por consiguiente, tendrá el debido respeto a este lugar y al maestro, aun cuando no esté allí; lo primero hará una reverencia a la imagen de Nuestra Señora, que preside en todas las escuelas, al Santo Patrono, que tenga cada una de ellas, para que como maestros principales, le alcancen la luz del entendimiento, para aprovechar en la virtud y letras luego, besando la mano al maestro, y hecha a él, y a los condiscípulos la venia, se irá hacia su puesto, reglará el papel, o harán en silencio lo que le hubieren mandado.
El niño debe aborrecer la mentira, por tanto, el niño nunca engañará al maestro con mentiras, ni levantará a otros falsos testimonios. Si viese o supiese alguna grave falta de algún condiscípulo, avisará al maestro en secreto. Nunca armará chismes, ni se regocijará cuando castiguen a otro. Nunca contará lo que pasa en su casa, ni allá lo que hicieron en la escuela, si hubiere de seguirse enfado o afrenta de otro.
En las escuelas no se deberá permitir el tratarse de tú, ni menos por apodos o nombres ridículos. La envidia y venganza es no solo insolencia delante del maestro, sino pecado digno de castigo.
Ni en los ojos, ni en la lengua, ni en las acciones el niño manifestará ira, ni tristeza del bien de otros. Huirá de la soberbia, ni por asomo consentirá en ella. No hablará en presencia del maestro, sin preguntarle, y entonces se levantará; lo mismo si entrare alguna persona de respeto; en cuyo tiempo será suma descortesía hacer ruido, venir a hablar al Maestro, y manifestar faltas de buena crianza.
A todos los condiscípulos, que son sus iguales, tratará con afabilidad y cortesía, no altercará con ellos, ni reñirá, ni les dirá alguna afrenta o palabra descompuesta, ni sucia, ni descortés. No se les mostrará severo, ni juguetón, y si tiene cuidado de los demás, hágalo por pasión, ni por venganza, sino por obedecer y ayudar al buen orden.
El niño estará pronto en obedecer hasta las insinuaciones de su maestro. Aborrecerá los juramentos y palabras torpe s, porque fuera de ser una descortesía, son escándalos y pecados enormes. No faltará a la escuela por su culpa, porque además de ser esto de gente baja y de mala crianza, es faltar a su obligación.
En fin, la escuela es el lugar, donde estará el discípulo con la mayor circunspección, silencio y reverencia. Por lo que, el comer en ella, estar echado, manosear a otro, se tendrá por grosería digna de severa reprensión, como toda falta de atención al lugar, persona y tiempo.
Al salir de la escuela, será con modestia y silencio, procurando separarse de los ociosos, siguiendo su camino, sin pararse a jugar con otros, llegará prontamente a su casa, en la cual, loando al Señor, y a su madre Santísima hará el debido acatamiento a sus padres, besándoles la mano y recibiendo su bendición.
-
16108
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Hay personas tan llenas de sí mismas que siempre cuentan a aquellos con quienes conversan lo que han hecho, lo que hacen, y cuánto deben apreciarse todas sus palabras y todas sus acciones.
-
Al sentarte a la mesa debes cuidar de quedar más bien de los últimos, que no tomar asiento preferente, a menos que no te lo manden
-
Los puntos principales de los artículos sobre el tiempo, la vanidad y la virtud.
-
La forma de actuar y comportarse en las visitas de los niños a la casa de sus amigos o familiares.
-
Incumbe a los padres y madres tomar esto en consideración cuando educan a sus hijos; y los maestros y maestras encargados de instruir a los niños deben prestar a ello particular atención
-
La urbanidad prescribe que volvamos las visitas a los que nos las hacen, y que seamos los primeros en hacerlas a las personas superiores
-
En los siglos VI, VII y VIII, la embriaguez llegó en algunos puntos a tal altura, que una ley lombarda ordenó que los jueces no fuesen al tribunal sino en ayunas.
-
Normas que deben seguir los comensales en los convites.
-
La cartas de recomendación y su redacción.
-
Nada hay que comunique mayor grado de belleza y elegancia a cuanto nos concierne, que el aseo y la limpieza
-
Nada más propicio a la conservación como un salón dispuesto y amueblado con gusto y sin ningún color saliente que hiera los ojos ni absorba la atención.
-
Sea que estemos en pie, sentados o andando, debemos tener siempre el cuerpo recto, sobre todo la cabeza derecha