Del modo de saludar.
La salutación es la piedra de toque del buen gusto. Hay mil maneras de saludar según las personas a quienes se saluda.
Del modo de saludar.
La salutación es la piedra de toque del buen gusto. Hay mil maneras de saludar según las personas a quienes se saluda; pero la salutación puede ser respetuosa, cordial, afectuosa o familiar.
Se ha introducido una moda de ultramar que parece el refinamiento de urbanidad que se encuentra entre ellos, y consiste en que cuando se encuentra a una señora fuera de una tertulia, se aguarda para saludarla a que ella manifieste haber reparado en uno. La salutación debe corresponderse en todo caso. Es una letra a la vista a la que no se puede faltar.
Cuando en seguida de haber saludado se emprende conversación con un superior o con una señora, se estará con el sombrero en la mano, hasta que hayan convidado una vez o dos a cubrirse.
Las damas saludan a los indiferentes con una inclinación de cabeza, a los amigos con la mano, solamente; ¡dichoso aquel respecto al cual usen de una rápida ojeada en vez de otra fórmula alguna de urbanidad!
En cuanto a los saludos de los empleados en alto puesto, es necesario hacerlas según las consideraciones independientes de la urbanidad, y la mayor o menor flexibilidad de la columna vertebral del que las hace. Sin embargo, he aquí una regla que no tiene excepción. Con el pretendiente el prodigar salutaciones, equivale a una negativa; esto es lo que nuestros abuelos llamaban "Agua bendita de corte, o jarabe de pico".
Los saludos de protección, no pertenecen sino a los necios y a los repentinamente elevados; porque un hombre que se respeta corresponde una sola vez.
-
7372
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
El que convida, jamás debe alabar lo que aparece sobre la mesa, ni excusarse de la mala comida que ofrece.
-
Reglas hay de ventura, que no toda es acasos para el sabio; puede ser ayudada de la industria
-
En sociedad hay que preocuparse de uno mismo y de los demás, concediendo el tiempo justo a cada uno en la medida en que sea necesario.
-
La demasiada afición al dinero o a la hacienda, es la pasión menos común en los niños, los cuales por lo regular inclinan más al vicio opuesto, esto es, a la prodigalidad.
-
Es muy indecoroso agachar la espalda, como si se tuviera un pesado fardo sobre los hombros.
-
La distinción de las tarjetas consiste en ser de muy buena cartulina flexible, sin adornos, de una letra sencilla
-
El respeto a las autoridades y los tratamiento debidos a su cargo y posición.
-
No paséis mucho tiempo sin bañaros todo el cuerpo, y frotaros bien con una toalla; sobre todo debéis limpiaros los pies cuantas veces lo exija el estado en que se encuentren, particularmente en verano.
-
La ventanjas de la urbanidad, el despejo y la calidad del niño urbano.
-
El ver cuan necesarios nos son nuestros semejantes en todos los actos más leves de la existencia, basta para hacernos comprender cuáles serán nuestros deberes respecto a ellos.
-
Tanto monarcas como cortesanos parecían encadenados a unos ceremoniales heredados de un pasado lejano. La etiqueta española se basó en los principios y la organización de la corte del ducado borgoñón
-
Todos los principios son informes, y queda después la imaginación de aquella deformidad: la memoria de haberlo visto imperfecto no lo deja lograr acabado.