Del modo de saludar.
La salutación es la piedra de toque del buen gusto. Hay mil maneras de saludar según las personas a quienes se saluda.
Del modo de saludar.
La salutación es la piedra de toque del buen gusto. Hay mil maneras de saludar según las personas a quienes se saluda; pero la salutación puede ser respetuosa, cordial, afectuosa o familiar.
Se ha introducido una moda de ultramar que parece el refinamiento de urbanidad que se encuentra entre ellos, y consiste en que cuando se encuentra a una señora fuera de una tertulia, se aguarda para saludarla a que ella manifieste haber reparado en uno. La salutación debe corresponderse en todo caso. Es una letra a la vista a la que no se puede faltar.
Cuando en seguida de haber saludado se emprende conversación con un superior o con una señora, se estará con el sombrero en la mano, hasta que hayan convidado una vez o dos a cubrirse.
Las damas saludan a los indiferentes con una inclinación de cabeza, a los amigos con la mano, solamente; ¡dichoso aquel respecto al cual usen de una rápida ojeada en vez de otra fórmula alguna de urbanidad!
En cuanto a los saludos de los empleados en alto puesto, es necesario hacerlas según las consideraciones independientes de la urbanidad, y la mayor o menor flexibilidad de la columna vertebral del que las hace. Sin embargo, he aquí una regla que no tiene excepción. Con el pretendiente el prodigar salutaciones, equivale a una negativa; esto es lo que nuestros abuelos llamaban "Agua bendita de corte, o jarabe de pico".
Los saludos de protección, no pertenecen sino a los necios y a los repentinamente elevados; porque un hombre que se respeta corresponde una sola vez.
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