Vivir con prisas. Nuestra forma de vivir en sociedad (con vídeo)
Todos somos espectadores y actores de esta forma de vivir tan acelerada. Es una forma de vivir muy contagiosa que invade todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana
Vivir a contrarreloj. Todo lo tenemos que hacer ya. Lo tenemos que conseguir al instante
Vivimos con prisas, agobiados por la falta de tiempo. Todo lo queremos hacer rápido, muy rápido. Lo necesito dentro de una hora, de un momento, de un minuto. Curiosamente, desconfiamos de los procesos largos. Queremos que todo sea rápido: la comida, las soluciones, los créditos, los éxitos, los resultados... Las prisas se han 'instalado' en nuestra forma de vivir.
Los avances tecnológicos, sobre todo en el campo de la comunicación, no lo han mejorado. Todo lo contrario, lo han hecho más notable, más crónico. Se hacen más cosas en menos tiempo. Vivimos en una sociedad muy competitiva. Tenemos que llegar los primeros para que nadie nos tome la delantera. Pero, sobre todo, tenemos una terrible lucha contra el tiempo. Esta agotadora carrera contra el tiempo influye en nuestras relaciones sociales y en nuestra salud.
Las pantallas, las imágenes son más rápidas que las palabras. Nos proporcionan más información pero también nos causan un mayor estrés. En el trabajo todo tiene que ser resumido en pocas palabras. Las personas más reflexivas y pausadas son calificadas con frecuencia como personas indecisas, vacilantes e incluso poco resolutivas. Nos obligan a ser rápidos.
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Consumismo para calmar nuestra ansiedad
El consumo impulsivo es una de las múltiples consecuencias de este tipo de vida tan acelerada. Consumir de forma impulsiva 'alivia' en cierta medida ese estrés y esa ansiedad que nos produce llevar una vida acelerada. Pero solo es un espejismo, porque dura poco tiempo. No solo no lo mitiga, sino que puede llegar a incrementarlo. Según un estudio sociológico entre el 60-70% de las decisiones de compra, no son racionales. Es decir, no compramos lo que necesitamos sino lo que deseamos.
La sociedad la hemos construido y la construimos entre todos. A su vez, la sociedad nos construye a nosotros. Es una interacción necesaria que hace que muchos de los comportamiento sociales, como las prisas y la inmediatez, no nos resulten demasiado ajenas. Es normal que surjan movimientos alternativos de cierta importancia para buscar alternativas a esta forma de vivir tan acelerada y estresante.
¿No se puede vivir sin tantas prisas?
Sí. Es posible cuando aprendemos a administrar mejor nuestro tiempo. Es una tarea difícil, pero se puede administrar nuestro tiempo con un poco más de conocimientos sobre cómo podemos hacerlo de forma eficaz. Es decir, aprendiendo nuevos métodos para que nuestro tiempo esté bien distribuido en nuestro día a día. El reloj marca un tiempo objetivo, igual para todos. Las personas y sus circunstancias son las que 'subjetivizan' ese tiempo y su uso.
No se puede caer en el victimismo, como comenta uno de los contertulios. Si no ponemos nada de nuestra parte, si nos damos por vencidos entonces es muy difícil afrontar cualquier tipo de cambio o de intento de cambio. Como no puedo hacer nada, no pongo ningún medio para conseguir cualquier tipo de cambio. A nivel individual hay que replantearse ciertos cambios para tratar de 'salir' de esa forma de vivir y ganar calidad de vida. Tenemos muchos medios, pero puede que no sepamos usarlos bien. Decía un político que "tenía todos los talentos, menos el talento de saber usarlos bien". Puede que no esté ocurriendo algo parecido. Tenemos los medios, pero no sabemos cómo utilizarlos.
Confundimos bienestar con felicidad
Vivimos en la sociedad de lo complejo y de lo incierto. Es difícil, en ocasiones tomar decisiones por esa complejidad e incertidumbre que hemos indicado. Por ejemplo, hemos asociado el concepto del bienestar a términos materiales. Y a su vez, ese bienestar material lo hemos asociado a la felicidad. No valoramos tanto el tiempo, que nos puede dar mucho mayor bienestar y felicidad, como las cosas materiales.
El estupendo programa de RTVE "Para todos la 2" trata en esta ocasión del tema del tiempo y su importancia en nuestras vidas. Vivir rápido, vivir con estrés, vivir pensando en hacerlo todo rápidamente no es bueno ni para nuestras relaciones sociales ni para nuestra salud. Acuden al programa para hablar sobre interesante tema los siguiente invitados:
Ismael Quintanilla, psicólogo. Director de la unidad de investigación de psicología económica y del consumidos de la universidad de Valencia.
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José Luis Trechera, profesor y escritor. Imparte clases de psicología del trabajo y psicosociología del consumo en la universidad de Córdoba. Es autor del libro "La sabiduría de la tortuga".
Gonçal Mayos, profesor de filosofía de la universidad de Barcelona. Es el autor del ensayo "La sociedad de la ignorancia".
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