
Deberes de la buena educación. Los museos y cafés.
En los museos y otros lugares semejantes, las personas bien educadas se guardan de oprimirse y mezclarse con la multitud para entrar o salir más prontamente.
Creemos deber dar algunos consejos sobre comportamiento que se debe observar en estos lugares donde abundan los viajeros. Poco molestos son y poco numerosos, mas no son por eso de despreciar.
En los museos y otros lugares semejantes, las personas bien educadas se guardan de oprimirse y mezclarse con la multitud para entrar o salir más prontamente. Aguardan su turno y se complacen en proteger a los débiles, los niños, las personas tímidas. Al contemplar un cuadro procuran no estorbar a los demás; si alguna persona les pregunta la significación de alguna obra del arte, se apresuran amablemente a satisfacerla.
Cuando un caballero acompaña señoras a uno de estos sitios, debe anticiparse a gratificar al conserje o porteros.
Veamos ahora, si os agrada, como obra la urbanidad en los cafés.
Una señora nunca debe permitirse entrar sin la compañía de un caballero en estos sitios y aunque está admitido que puedan tomar en ellos cualquiera cosa, está absolutamente prohibido que puedan jugar.
Si en alguna parte deben mostrar las mujeres moderación, compostura, y esa encantadora timidez que las hace tan apreciadas, es sin duda alguna en estos lugares públicos donde se encuentran rodeadas de mil jóvenes libertinos que se creerían autorizados para cualquier desmán o atrevida alusión, al menor vislumbre de su coquetería o ligereza.
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