
El ruido ambiental y la comunicación no verbal (con vídeo)
Un ambiente es agradable en función de los sonidos que tengamos alrededor. Cuando un sonido se convierte en molesto podemos decir que es un ruido
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La contaminación acústica ¿cómo afecta a nuestra vida social?
Las relaciones sociales, la comunicación y el ruido ambiental
Nuestro comportamiento y nuestra comunicación se ven bastante afectados por el ruido ambiental. Convivimos a diario -sobre todo en las grandes ciudades- con muchos tipos de ruidos. El sonido ambiental nos afecta de muchas maneras: psicológicamente, emocionalmente. Ruidos de todo tipo: motores de coches, pitidos, sirenas, personas que gritan, música y mensajes publicitarios, etcétera.
El sonido molesto es el ruido
Un ambiente es agradable en función de los sonidos que tengamos alrededor. Cuando un sonido se convierte en molesto podemos decir que es un ruido -sonido, generalmente, desagradable-. Cuando en un lugar hay mucho ruido, la convivencia se hace complicada por no decir que la comunicación se hace imposible.
¿Sonido ambiental o ruido ambiental?
Hay que saber diferenciar un sonido ambiental que no nos gusta de un ruido ambiental. Si entramos en una cafetería, en un restaurante, en un centro comercial, etcétera, puede haber de fondo una música que no nos gusta pero que no molesta. Ahora bien, también podemos entrar en un establecimiento donde la música esté a un volumen muy alto. Esto lo hace molesto, no por el tipo de música que estén poniendo si no por el volumen tan alto que tiene.
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Con mucho ruido no hay buena comunicación
Cuando un sonido o música nos permite hablar con cierta claridad no podemos considerarlo como molesto o ruido. Ahora bien, cuando en un establecimiento, en una reunión, etcétera, hay una música o unos sonidos de tal cantidad y magnitud que apenas nos dejar comunicarlos verbalmente, entonces podemos considerar que hay ruido, que hay una contaminación acústica importante.
Cuando hablamos de negocios, queremos hablar con nuestra pareja o con nuestro hijo, etcétera, es mejor evitar cualquier sonido de fondo. No es recomendable hablar con otra persona con la televisión encendida, la radio sonando, etcétera. Se pierde mucha capacidad de atención.
El ruido nunca es buen aliado de la comunicación. Todo lo contrario. Es el enemigo número uno para poder comunicarse verbalmente con cierta claridad.
Teresa Baró, colaboradora habitual del programa de RTVE "A punto con la 2" nos ofrece unas cuantas sugerencias y algunos ejemplos sobre la contaminación acústica y la comunicación verbal.
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