![Logo Protocolo y Etiqueta](https://www.protocolo.org/extra/desimg/xcombined_proto_logo_idx_462x60.png.pagespeed.ic.5ZOHUrny0M.png)
Faltas que se pueden cometer contra la cortesía, hablando contra la ley de Dios
Los juramentos y blasfemias están entre las mayores faltas que se pueden cometer contra las leyes de la cortesía
foto base ivanovgood - Pixabay
Juramentos y blasfemias, faltas contra la cortesía
Aquella urbanidad
Hay personas que se glorían de mostrar irreligión en sus discursos, ya mezclando palabras de la Sagrada Escritura con las cosas profanas, ya riendo y divirtiéndose a costa de las cosas sagradas y de las prácticas de religión, ya ufanándose de algún pecado, y a veces, incluso, de acciones infames cometidas por ellas mismas; de éstos propiamente dice el Sabio que sus conversaciones son insoportables, porque hacen juego y diversión del pecado mismo. Su conducta es también totalmente contraria a la buena educación.
Los juramentos y blasfemias están entre las mayores faltas que se pueden cometer contra las leyes de la cortesía; por esto, en un grupo, se considera menos a un blasfemo que a un carretero, y se tiene tal horror que, como lo dice el Eclesiástico, el cual expone de modo admirable lo que está conforme con las reglas de cortesía, las palabras del que jura a menudo, ponen los cabellos de punta; y ante estas palabras horribles, debe uno taparse los oídos; añade aún, para animar a los que juran a que dejen esta costumbre, que el azote no se apartará de su casa, sino que estará siempre llena del daño que les causará; hay que guardarse, pues, según el consejo del mismo Sabio, de tener sin cesar el nombre de Dios en la boca, y de no mezclar en las conversaciones el nombre de los Santos, aunque sólo fuese inútilmente y sin ninguna mala intención, sino únicamente por costumbre; pues no deben pronunciarse los nombres de Dios y de los Santos con irreverencia y sin motivo justo; y nunca sienta bien mezclar en las conversaciones ordinarias, esta clase de palabras: ¡Jesús, María, ojalá, Dios mío!.
Tampoco sienta bien pronunciar ciertos juramentos que no significan nada, como diantre, (pardi, mordi, morbleu, jarni). Esta clase de palabras no deben estar nunca en la boca de una persona bien nacida; y cuando se pronuncia alguna de esta naturaleza ante personas a las que se debe consideración, se pierde el respeto que se les debe. No debe uno excusarse, según el parecer del Sabio, diciendo que no se perjudica a nadie, pues esto no es excusa, dice él, que nos justifica ante Dios.
Te puede interesar: Aquella urbanidad. Artículos históricos sobre la urbanidad
Debe, pues, contentarse uno, según el consejo de Jesucristo en el Evangelio, con decir esto es, o no es; y cuando quiere asegurarse alguna cosa, basta utilizar este modo de hablar: ciertamente, Señor; es así; sin añadir nada más.
No se debe tener menos horror de las palabras deshonestas que de los juramentos. No son menos contrarias a la cortesía, y a menudo son más peligrosas. San Pablo, que quiere que los cristianos de su tiempo se conduzcan en toda ocasión con cortesía, les advierte en varios lugares de sus epístolas, que pongan particular empeño en que no salga de su boca ninguna palabra deshonesta, y les manda expresamente que la fornicación no se nombre siquiera entre ellos.
También es faltar al respeto proferir una palabra sucia, y nunca se debe, so pretexto de alegría y buen humor, decir una palabra por poco libre que sea sobre este asunto, aunque fuese para divertir al grupo. Porque, dice san Pablo, si al hablar queremos hacernos agradables a los que nos escuchan, debemos decir algo que sea edificante.
El mismo equívoco, en esta materia, no está permitido; ofende a la cortesía lo mismo que a la honestidad. Lo mismo sucede con las palabras que dan o pueden dar la menor idea o imagen de la deshonestidad.
Si sucediera, que estando en grupo, una persona dijera palabras demasiado libres y que ofenden al pudor por poco que sea, hay que guardarse bien de reír; si se puede, hay que hacer como que no se ha oído y a la vez desviar la conversación. Si no se puede, hay que manifestar, por la gravedad del rostro y el silencio absoluto, que esta clase de conversaciones desagradan mucho.
Bien puede decirse que una persona da a conocer, por este tipo de conversaciones, lo que es en verdad; pues, como dice Jesucristo, la boca habla de la abundancia del corazón. Es, pues, querer pasar por impuro y libertino, proferir palabras sucias y que chocan a la honestidad.
-
1550
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Incumbe a los padres y madres tomar esto en consideración cuando educan a sus hijos; y los maestros y maestras encargados de instruir a los niños deben prestar a ello particular atención
-
Las diversiones son ejercicios a los cuales se puede dedicar algún tiempo del día, para liberar el espíritu de las ocupaciones serias
-
El respeto que se debe al prójimo no permite, al hablar de alguien, golpearse la frente con el extremo del dedo para indicar que es una persona aferrada a su sentir y a su propio juicio
-
La honradez no puede sufrir que se diga algo falso; quiere al contrario que, según el consejo de san Pablo, diga cada uno la verdad al hablar con su prójimo
-
Se debe evitar cuidadosamente, tanto como sea posible, poner la mano desnuda sobre las partes del cuerpo que no están ordinariamente descubiertas y, si es necesario tocarlas, es preciso que se haga con precaución
-
El paseo es un ejercicio conveniente que contribuye grandemente a la salud del cuerpo y hace al espíritu mejor dispuesto a las actividades que le son propias
-
¿Cómo se educa en las familias y en la escuela a los chicos que tienen la ciudad llena de pintadas y los que tiran por el suelo papeles?
-
La urbanidad exige tenerla limpia, siendo muy vil dejarla llenarse de moco, ya que la nariz es el honor y la belleza del rostro, la parte más aparente de nuestro cuerpo
-
Hay que tomar buen cuidado, estando en compañía, de no oponerse a las opiniones de los demás.
-
No es cortés, al andar, girar las espaldas a un lado y a otro como el péndulo de un reloj, ni poner una delante de la otra; esto denota un espíritu soberbio o una persona que se da tono
-
Un caballero lo es, no es un título gratuito, hay que ganárselo cada día con sus actos, con sus acciones y con sus hechos
-
El que en medio de la discusión lanza invectivas e insultos a sus contrarios, comete además una grave falta de respeto a la corporación entera