Manera de abordar a la persona que se visita, y cómo sentarse o levantarse
Es descortés al abordar a una persona, ya al visitarla, ya al encontrarse con ella, gritarle fuertemente, como hacen algunos
Recibir a las visitas: cuándo sentarse y levantarse
Aquella urbanidad
Cuando se entra en la habitación de una persona habiendo otras que hablen con ella, no hay que acercarse sino quedarse junto a la puerta, hasta que estas personas hayan terminado de hablar, o que la persona con la que se quiere tratar se adelante o dé señales de avanzar.
Es descortés al abordar a una persona, ya al visitarla, ya al encontrarse con ella, gritarle fuertemente, como hacen algunos: Buenos días, señor, a su servicio; se debe esperar a estar cerca de ella, y hacerlo con tono mediano.
Apenas se haya entrado, debe saludarse estando en pie, y permanecer así hasta que las personas superiores estén sentadas; pues no es conveniente sentarse o permanecer sentado mientras haya de pie personas a las que se debe respeto; tampoco lo es sentarse antes que la persona a la que se visita lo diga, o haga una señal.
Si la persona que se visita es de categoría eminente, o se debe tener con ella mucha consideración y respeto, no hay que sentarse ni cubrirse hasta que ella lo haya mandado expresamente; hay que hacerlo, sin embargo, cuando ella lo ordena, dando a entender de alguna manera sensible, que no se hace sino por la sumisión que se le debe. Y al sentarse hay que procurar ponerse más bajo que ella, tomar un asiento menos considerable que el suyo, y no colocarse ni a su lado, ni muy próximo, sino al otro extremo; no cara a cara, sino un poco de lado, por ser esta posición más respetuosa; tampoco se le debe mirar fijamente, ni acercarse demasiado, con peligro de tocarla, o de hacerle sentir el aliento, o de causarle molestia de cualquier otra manera que sea.
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A fin de saber distinguir y escoger los asientos, conviene decir aquí que el más honroso es el sillón, y entre éstos, debe preferirse el más cómodo. Al sillón sigue la silla con respaldo, y a ésta la silla tijera.
En la propia casa debe darse el primer lugar a los iguales; en casa ajena no hay que aceptarla sino solamente después de haber sido ofrecida dos o tres veces.
Estando sentado junto al fuego para calentarse, o en un banco del jardín, el centro es el primer lugar, la derecha el segundo y la izquierda el tercero.
Estando sentado en una sala, ordinariamente el primer puesto es del lado de la ventana y el último del lado de la puerta.
En un cuarto, es muy indecente sentarse sobre la cama, sobre todo si es la cama de una mujer; y siempre es muy grosero y de una familiaridad intolerable, echarse sobre la cama y en esta posición seguir la conversación.
En las visitas y en la conversación es conveniente adaptarse a aquellos que se visita, y no fingir singularidades; y sería enteramente contrario al respeto debido a las personas con quienes se está, permanecer sentado cuando ellas están de pie, andar cuando ellas se paran, leer o, peor aún, dormir cuando ellas hablan.
"En las visitas y en la conversación es conveniente adaptarse a aquellos que se visita"
También es considerado condescender y acomodarse a los demás en todo lo que está permitido según la ley de Dios; pues nunca está permitido violarla por condescender con quien sea, ni aprobar el mal que se ve hacer a los libertinos.
En estas ocasiones se debe, o bien salir de la reunión, o mostrar la pena que se siente mediante la modestia y la gravedad del rostro.
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