Visita diplomática de Japón. El país del sol naciente
Negociaciones internacionales: la importancia de conocer la cultura japonesa en la diplomacia
Cultura milenaria y protocolo diplomático: las relaciones con Japón
Podemos definir a la Diplomacia como el arte de promover los intereses de un Estado, siendo su función principal lograr acuerdos de paz, comerciales y culturales, a través de negociaciones, con comunes objetivos e intereses para ambos Estados.
Cualquiera sea ese estado, su Excelentísimo Embajador será el responsable directo, como hombre Diplomático, en lograr esas importantes acciones.
Este Diplomático será el artífice en promocionar la paz y la seguridad, con el fin de contribuir en la prevención y resolución de conflictos entre los Estados, promover la paz, la estabilidad y la seguridad internacional, con el propósito de ayudar a establecer normas y regulaciones internacionales para abordar diferentes desafíos, y facilitar el comercio y las relaciones económicas, fomentando así, la integración económica y la apertura de mercados a través de acuerdos comerciales.
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Hablemos puntualmente de Japón. Su nombre proviene del término "nihon" o "nippon", y quiere decir "el origen del sol". Por esta razón también se le conoce como el país del sol naciente.
Japón es un país conformado por islas, ubicado en el Océano Pacífico, en el Este de Asia. Está separado de Rusia, China, Corea del Norte y Corea del Sur por el mar de Japón, que se encuentra hacia el Oeste del país y su organización política es la monarquía constitucional parlamentaria.
Ante estas atractivas particularidades de Japón, destaquemos algunos aspectos en el uso y aplicación del Protocolo. Conocer su cultura permite que las negociaciones sean fructíferas y prolongadas en el tiempo.
Uno de los aspectos que más suelen atraer a quienes viajan a Japón es su cultura milenaria que, a diferencia de otros países, ha sabido absorber los rápidos avances de su sociedad en una fusión única llena de encanto y que, en ocasiones, puede sorprender e incluso desconcertar. Observar lo que allí se hace y cómo se hace es una regla de oro. Tener presente estos aspectos, hacen que la Diplomacia sea ante todo un instrumento puesto a disposición de la comunidad.
Estos son tiempos muy importantes para crear puentes de diálogo, facilitando al Diplomático fuertes canales de comunicación, logrando una efectiva mutua colaboración.
En cierto sentido, podemos concluir afirmando que el Diplomático se apoya firmemente para lograr sus objetivos y acompañar a cada ciudadano, en el compromiso, la dedicación y especialmente, en el amor por su tierra.
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