Forma de las negociaciones. Estilo diplomático. I
Forma de las Negociaciones. Inmediatas y mediatas. Verbales y por escrito. Estilo diplomático. Memorándum. Contra-Memorándum. Manifiestos. Ultimátum. Notas. Cartas. Despachos...
Tratado de las negociaciones. Negociaciones diplomáticas
Forma de las Negociaciones
El estilo diplomático para las negociaciones incluyen una amplia variedad de medios y escritos entre los que podemos destacar:
- Inmediatas y mediatas.
- Verbales y por escrito. Estilo diplomático.
- Memorándum.
- Contra-Memorándum.
- Manifiestos.
- Ultimátum.
- Notas.
- Cartas.
- Despachos, oficios, exposiciones de situación.
- Despachos confidenciales.
- Comunicación oficial de los despachos.
- Notas verbales. Su objeto.
- Procesos verbales o protocolos. Su objeto.
- Transmisión de copias.
- Idioma del que usan las naciones en sus relaciones diplomáticas. Lengua neutral. Lengua oficial.
- Reservas.
Para completar el tratado de las negociaciones todavía tenemos que ocuparnos de las diversas formas en que pueden estas verificarse, del estilo y del lenguaje diplomático.
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Algunas ligeras indicaciones hicimos ya, sobre el particular, en el capítulo precedente, al manifestar que los Estados que tenían una cuestión pendiente, podían directamente ventilarla entre sí, o bien debatirla indirectamente a la sombra de las oficiosidades de una potencia mediadora.
Las negociaciones inmediatas
Los publicistas han establecido aun otra clase de distinción a este respecto. Llaman negociaciones inmediatas las que se entablan y se conducen de ministro a ministro de relaciones exteriores, y negociaciones mediatas las que se llevan adelante por el conducto de los agentes diplomáticos, o de personas al intento delegadas por las potencias respectivas.
Este último es el medio más usual de negociar, el que presenta menos obstáculos y facilita mayor rapidez en la expedición de los asuntos.
Ahora bien, sea cual fuere el modo especial que afecte una negociación diplomática, directo o indirecto, mediato o inmediato, es visto, que si se le considera en su forma, puede dirigirse de viva voz o bien por escrito.
Negociaciones directas e indirectas
En el primer caso la materia en desacuerdo se discute de palabra, en conferencias verbales que se celebran al intento y los puntos debatidos, las razones esenciales de una o de otra parte alegadas y las resoluciones adoptadas se consignan en las actas de sesiones, que son conocidas bajo el nombre particular de procesos verbales o protocolos.
En el segundo caso el debate se sostiene por medio de documentos escritos, que se cambian entre los negociadores, y en los que cada uno de ellos, al aducir las razones que estima convenientes al apoyo de su buen derecho, se contrae también a refutar las que en su favor invoca su contrario.
Estos escritos, aun cuando en lo sustancial son dirigidos al mismo objeto, en lo formal son de naturaleza diversa y pueden ser memorándum, notas, cartas, ultimátum, etc., etc. Pero todos ellos están sujetos a las reglas del estilo diplomático, que tiene un carácter particular de precisión de lógica, de sencillez, de dignidad y de mesurada energía. "El estilo diplomático, dice Flassan (Flassan, "Histoire générale at raisonnée de la diplomatic francaise"), sea cual fuere el objeto a que se aplique, no debe ser el del académico; pero el de un pensador frío, que reviste de una expresión exacta y castiza los conceptos de una lógica no interrumpida. El calor que contribuye casi siempre a los triunfos de la elocuencia debe ser proscripto de esta clase de producciones".
A estos preceptos, a nuestro modo de ver, muy juiciosos, solo agregaremos que nunca puede recomendarse bastante al agente diplomático ese arte, a veces muy difícil, de asociar a la dignidad en la expresión una circunspecta mesura. La altanería, el sarcasmo y la jactancia, bajo sus formas más o menos encubiertas, son por lo común el escollo del buen derecho, y solo pueden contribuir a despertar susceptibilidades que, una vez en alarma, enfriarían la voluntad de los negociadores y dejarían quizás frustrado el plausible objeto de la negociación.
También debe cuidarse, con muy particular esmero, de no establecer sino hechos sujetos a una fácil e incontestable justificación. El error involuntario o calculado, fuera de que suscitaría legítimas sospechas acerca de la probidad y de la buena fe del que lo cometiese, daría también lugar a protestas de una parte y a explicaciones de la otra, que siempre son peligrosas, a presencia de un rompimiento inminente y que, cuando menos, introduciendo recíprocas desconfianzas, entrabarían la marcha franca y leal del debate.
El barón de Martens, en su recomendable "Guia del diplomático", al exponer el modo de presentar los argumentos en la discusión por escrito, se contrae a dar algunos importantes consejos que nos permitiremos reproducir aquí: "Toda composición en materia política, dice, encierra puntos principales y materias secundarias. Para explanarlas y desenvolverlas según su importancia, preciso es saber colocar cada cosa en su verdadera luz, y ordenar las materias de tal suerte que las transiciones no sean forzadas y que los argumentos, robusteciéndose entre sí, mediante una natural gradación, vengan a completar la convicción. Por fin menester es sostener la atención, procurando ceñirse y concluir cuando conviene. En una palabra decir bien, en el orden necesario, todo lo que debe ser dicho y nada más, he aquí el gran arte del diplomático. Jamás se puede recomendar bastante a los redactores de actas y de oficios diplomáticos, el que procuren asociar a la precisión de las ideas, la propiedad de los términos y la concisión del estilo. Las circunlocuciones, los epítetos ociosos, las expresiones rebuscadas o pretenciosas, los períodos muy largos, los episodios, los lugares comunes son, con especialidad, muy mal recibidos en escritos de ese género, en los que, siendo todo importante y grave, preciso es encaminarlos con sencillez y en derechura a su fin".
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El mismo autor, en otro lugar de la obra que acabamos de citar, dice también, al hablar de las composiciones diplomáticas: "Antes de establecer principios, o de alegar pruebas, debe cuidarse sobre todo de examinar su exactitud. Apoyarse en un principio falso, dudoso o extraño a la causa, sería exponerse a ver caer con este principio el edificio que estaba llamado a sostener y dar una gran ventaja a la parte adversa. Preciso es pues no invocar sino principios generalmente reconocidos y pruebas irrecusables. Los hechos se prueban por medio de autoridades; los derechos por medio de títulos; los principios por medio de razonamientos; las máximas prácticas por las ventajas que de ellas resultan, por los inconvenientes que habría en despreciarlas y sobre todo por los ejemplos... Las citas son también admitidas; pero preciso es que sean muy exactas, usadas con sobriedad y evitando las apariencias de una ridícula y rebuscada erudición".
Cuando las negociaciones diplomáticas se conducen por escrito, la discusión, como ya lo hemos dicho, se traba y se continua hasta su desenlace, mediante el cambio recíproco de memorándum, de notas, de cartas, de ultimátum.
- Forma de las negociaciones. Estilo diplomático. I.
- Forma de las negociaciones. Estilo diplomático. II.
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