![Logo Protocolo y Etiqueta](https://www.protocolo.org/extra/desimg/xcombined_proto_logo_idx_462x60.png.pagespeed.ic.5ZOHUrny0M.png)
Urbanidad de la capa, guantes, medias y zapatos, camisa y corbata.
No hay que entrar con la capa puesta en un lugar donde se hallen personas relevantes.
De la urbanidad de la capa, guantes, medias y zapatos, camisa y corbata.
El decoro exige que la capa se lleve sobre los dos hombros y que caiga por delante, y no recogerla por encima de los brazos. Más impropio aún es replegarla debajo del codo. La urbanidad exige mantenerla puesta cuando se está a la mesa.
No hay que entrar con la capa puesta en un lugar donde se hallen personas relevantes; en las casas de príncipes uno se expondría a algún reproche, e incluso a ser expulsado.
Es falta de urbanidad tirar de la capa o del vestido a una persona a quien se desea hablar, particularmente si es de calidad o superior.
Por cortesía se deben llevar las manos metidas en los guantes cuando se va por la calle, cuando se está en compañía y cuando se va al campo. Es indecoroso tenerlos en la mano, darles vueltas, jugar con ellos y servirse de los mismos para dar golpes a alguien; eso es propio de escolares.
Hay que quitarse los guantes cuando se entra en la iglesia, antes de tomar agua bendita, cuando se va a rezar y antes de sentarse a la mesa.
Cuando se desea saludar a alguien y hacerle profunda reverencia, como para besar la mano, hay que tener la mano descubierta, y para ello basta con quitarse el guante de la mano derecha. Eso es también lo que la cortesía exige que uno haga antes de dar o de recibir alguna cosa.
Cuando se está en compañía es mala educación quitarse y ponerse los guantes incesantemente. También es indecoroso llevárselos a la boca para morderlos o chuparlos, llevarlos bajo el brazo izquierdo, ponerse sólo el guante de la mano izquierda y tener con esa mano el guante de la derecha; o metérselos en el bolsillo cuando habría que llevarlos puestos en las manos.
Es feo dejar caer las medias sobre los talones por no sujetarlas; hay que tener cuidado de estirarlas bien para que no formen pliegues sobre la pierna. Nunca hay que consentir que se vean rotas, por poco que sea, o que haya algún trozo que se salga del zapato, ni que estén tan prietas que se vea la pierna a través de ellas.
En cuanto a los zapatos, hay que cuidar de que estén debidamente sujetos con las hebillas o atados con los cordones.
Es indecoroso ponerse los zapatos como si fueran pantuflas, tanto en casa como fuera de ella. La urbanidad exige que estén siempre muy limpios.
Siempre hay que tener los vestidos cerrados por delante, particularmente sobre el pecho, de forma que no se vea la camisa; y es descuido imperdonable dejar caer las mangas de la camisa sobre el puño por no abrocharlas, o dejar colgando los cordones de los calzones. También sería vergonzoso dejar que la camisa se saliera por algún sitio.
La cortesía no permite llevar el cuello desnudo y al descubierto, sino que exige tenerlo siempre rodeado por la corbata, cuando se está en público; y cuando se está en casa, ya sea desvestido o indispuesto, exige tener un pañuelo decoroso para cubrirlo.
-
13294
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
No hay obligación de saber que los tapices llamados de los Gobelinos fueron y son muy estimados; pero sí hay obligación de no confundir a los Gobelinos con el partido político de los Gibelinos...
-
Cada uno debe escoger el modo de relatar que mejor conviene a los hábitos de su espíritu y al exterior de su persona.
-
Burlarse de un anciano es lo mismo que atropellarle, insultarle, y como el ofendido carece de fuerza para pedir satisfacción, resulta que el opresor es un cobarde
-
Observa, pues, a las personas mejor criadas el semblante, el tono de voz, y hasta las palabras que emplean para presentarse, despedirse, ofrecerse ...
-
Cuando se va por las calles hay que estar atento a no andar demasiado lentamente ni demasiado deprisa.
-
Estamos entre dos extremos, y así se participa de entrambos. Altérnanse las suertes: ni todo ha de ser felicidad, ni todo adversidad.
-
Varias veces los labios de un joven expresan conceptos finos, frutos precoces del talento.
-
Algunos, dándose cuenta de su responsabilidad, cuando están en conversaciones más que frívolas, al acercarse los pequeños llaman la atención: "Cuidado, que hay ropa tendida".
-
El comedor de una, para hallarse bien situado, debe estar cerca de la cocina o bien puede estar en la propia cocina, cuando el tamaño de la estancia lo permita
-
Las adulaciones y lisonjas son propias de cameladores que no buscan el bien ajeno sino el propio.
-
El placer es el escollo contra el cual se estrellan los jóvenes, porque se dejan ir a toda vela con dirección a él, pero sin aguja para dirigir su rumbo.
-
Equitación. Al tiempo de montar, no se han de tomar las riendas ni demasiado cortas ni demasiado largas.