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Reglas de etiqueta para los juegos en sociedad parte II
No manifestéis mucha alegría si la fortuna os favorece, ya porque una alegría mayor que la importancia de la cosa denota pequeñez de ánimo.
foto base jmesquitaau - Pixabay
Reglas de comportamiento y cortesía para los jugadores
Aquella urbanidad
Es una regla de cortesía en el juego no manifestar mal humor si os tocan malas cartas o perdéis, pues obrando de otro modo daríais a entender que vuestra tranquilidad está dispuesta a turbarse por muy poca cosa, y que estimáis en mucho una moneda. No debéis ser muy lentos en el jugar, ya para no dar pruebas de un entendimiento menguado, ya para no apurar la paciencia de los demás.
Si vuestro compañero incurre en algún renuncio, correjidle con dulzura y cortesía sin mostrar incomodaros, pues que esto sería faltar a la primera regla, y por otra parte no debéis olvidar los renuncios en que también, vosotros habéis incurrido. Si jugáis con personas pendencieras, defended vuestro derecho sin acaloraros, y sobre todo sin soltar palabras que ofendan, y después de exponer vuestras razones, ceded sin emperraros en vuestro dictamen.
No manifestéis mucha alegría si la fortuna os favorece, ya porque una alegría mayor que la importancia de la cosa denota pequeñez de ánimo, ya porque vuestra alegría le causa al que pierde un disgusto más sensible que la pérdida misma, y es considerada como el primer grado de un insulto. En efecto nadie gusta de perder en ningún juego, no tanto por interés como por amor propio, porque de la pérdida resultan ideas humillantes y contrarias a la opinión habitual que cada uno se había formado de su habilidad y de su fortuna.
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Un hombre honrado no se permite la más pequeña trampa en el juego, porque desea poder decir siempre que nunca ha defraudado a nadie, sin que al decirlo le desmienta la conciencia; y teme además que el hábito de engañar en las cosas pequeñas disminuya su delicadeza en las grandes.
Jugar con apuestas de dinero
La cantidad que se juegue debe ser sumamente tenue, y siempre muy inferior a las posibilidades del menos rico de los presentes; de otro modo algunos no jugarán para no exponerse a grandes pérdidas, otros jugarán con gran perjuicio suyo a fin de no parecer miserables, y lo uno y lo otro echa abajo el gusto de la reunión y le da un mal carácter.
El producto de las ganancias debe ser empleado en provecho común, lo cual disminuye el pesar de las pérdidas y neutraliza el afán de ganar.
¿Cuánto tiempo es el adecuado para jugar?
El tiempo destinado al juego nunca debe ser más que los dos tercios del que se consagra a la reunión, y ésta no debe ser tan larga que perjudique el cumplimiento de los deberes o robe el tiempo a negocios de mayor importancia.
A ninguno debe importunársele para que juegue, del mismo modo que no debe violentarse a nadie para que beba.
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No deben reunirse para jugar personas enemigas y que recíprocamente se aborrezcan. Esto quizás es difícil para la señora o el amo de la casa, y para resolver este problema necesita mucho tacto y conocimiento del mundo.
- Juegos de sociedad. I
- Juegos de sociedad. Parte II
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