Obligaciones del hombre. Del entendimiento.
El hombre de bien debe procurar adquirir conocimientos que le sean útiles para su vida diaria.

Del entendimiento.
Debemos cuidar primeramente de enriquecer nuestro entendimiento con útiles conocimientos, y sobre todo de aprender a juzgar y raciocinar rectamente.
Adquiriremos estos conocimientos, o por medio de nuestras propias observaciones, o por medio de las instrucciones que otros nos den.
Para conseguir por nosotros mismos conocimientos exactos y seguros debemos observar las cosas atenta y repetidamente; no fiarnos de las apariencias, y examinarlas a fondo en sus diversos aspectos y en sus varias circunstancias.
Para aprender bien por medio de otros lo que no podamos adquirir por nosotros mismos, es necesario en primer lugar valernos de personas bien instruidas, y no de ignorantes que nos llenen de falsas ideas y de preocupaciones; debiendo siempre tener por sospechosa cualquiera proposición que venga de algún ignorante.
En segundo lugar debemos apresurarnos a exponer nuestras dudas a aquellas personas que puedan instruirnos, y pedirlas que nos expliquen lo que no entendemos, y nos den noticia de las cosas que ignoramos.
La curiosidad, y principalmente en los jóvenes, es una prenda excelente y necesaria; pero se entiende la curiosidad en las cosas útiles e importantes, no la curiosidad en las cosas frívolas, que es muy digna de reprenderse.
"Exponer nuestras dudas a aquellas personas que puedan instruirnos, y pedirlas que nos expliquen lo que no entendemos"
En tercer lugar es menester oír con la debida atención a las personas que nos instruyen, para aprovecharnos como corresponde de su enseñanza, y no perder el tiempo en bagatelas, o distraernos en otros pensamientos, enfadando a los maestros, y haciéndoles gastar en balde el tiempo y el trabajo.
Los errores en juzgar y raciocinar nacen principalmente, o de querer raciocinar, ignorando los fundamentos de las cosas, o de querer juzgar de ellas, sin haberlas examinado bien.
Conviene además de esto saber formarse acerca de cada cosa con principios exactos; y de estos principios saber sacar exactas y legítimas consecuencias.
La razón y los conocimientos nos distinguen de los animales. ¿Qué vergüenza pues sería para nosotros el quedar por culpa nuestra sepultados en la ignorancia, y parecernos a ellos?
Además de esto, cada uno está obligado singularmente a procurar enriquecer su entendimiento con útiles conocimientos, a hacer buen uso de su razón, y a emplear bien los talentos que ha recibido de Dios, so pena de dar una estrechísima cuenta de ellos.
-
6230

Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Al encontrar un conocido, la señora o señorita pueden saludar las primeras; pero no se pararán a hablar en la calle más que con personas de intimidad o de respeto
-
La presentación se hace indicando el nombre de la persona presentada y sus títulos a aquella a quien se presenta.
-
Antiguamente se dejaba siempre una márgen de dos o tres dedos; pero en el día solo se conserva esta cortesía con las personas superiores...
-
Deberes respectivos entre la persona que exige un servicio, y aquella a quien se exige.
-
Las tertulias y encuentros amenizados por un músico u orquesta.
-
El mentir o cambiar una cosa, que es lo mismo, para disculparnos de lo que hemos dicho o hecho, y para evitar el peligro o la vergüenza que pueda resultarnos, manifiesta la gran cobardía y doblez de nuestro corazón
-
La institutriz, persona de carrera y de educación distinguida, se considera siempre como parte de la familia.
-
En la conversación tendrá mucha ventaja el que hable con propiedad y corrección, y el que haya adquirido una habitual y fluida elocuencia sobre aquellos que no hablen adecuada y elegantemente
-
Comportamiento de las niñas cuando juegan con amigas o compañeras.
-
La sociedad de hombres que no tuviese un punto u objeto especial, perecería por el mismo fastidio o falta de agrado.
-
Cuando hay que levantarse y salir de la mesa antes que los demás, no hay que hacerlo sino con la cabeza descubierta.
-
La urbanidad encierra una misión mucho más dulce y más suave que la de dar elegancia a nuestras maneras e iniciarnos en las prácticas escogidas de una sociedad de buen tono.

