
De la sociedad de los hombres.
La sociedad de hombres que no tuviese un punto u objeto especial, perecería por el mismo fastidio o falta de agrado.
De la sociedad de los hombres.
Si la sociedad de las mujeres es preciosa por los grados y ventajas que se hallan en ella, y la facilidad de adquirir bellos modales, gracia y ligereza en todas las acciones, la de los hombres es notable por otras cualidades no menos importantes. Se ha dicho ya, que la sociedad de hombres que no tuviese un punto u objeto especial, perecería por el mismo fastidio o falta de agrado. Esto no quita que no se encuentre esta circunstancia en el mundo en una sociedad de hombres, y que por lo tanto sea indispensable saber cómo manejarse en ciertas ocasiones.
La sociedad de hombres es por sí grave y seria; se discuten a veces materias las más importantes, y rara vez queda impune el que se propasa en hablar sin haber pensado, o adelanta con ligereza una opinión que no pueda o sepa sostener. A menudo se hallan en ella hombres profundos que echan una proposición pensada de antemano con toda madurez. En tal caso no se debe contradecir por solo el gusto de ser de opinión diferente, sino para más aclarar la cuestión cuando no se comprende suficientemente. La sociedad de hombres no exige ni tantos miramientos, ni tanta urbanidad, ni tanta finura como la de las mujeres. No por eso está exenta de la civilidad; y todas las atenciones que tenemos unos para los otros, nos realzan a nuestros propios ojos, y nos dan aquella dignidad de que jamás debe prescindir el hombre bien educado.
Es verdad que siempre se cede con más dificultad a un hombre que a una mujer; la discusión se anima por sí misma a la frente de un adversario con el que se reputa uno igual; pero jamás debe degenerar en disputa, pues las disputas no son para las tertulias.
"Un hombre educado, sin aprobar ni vituperar abiertamente, puede retirarse de una conversación que no le conviene"
También sucede que la conversación entre los hombres sea libre, esto es, lo que se llama hablar entre hombres; pero un hombre bien educado jamás debe tomar parte en esta especie de licencia. Su lenguaje debe ser siempre modesto y decente, porque nos parece innegable que no se deba decir jamás sino aquello que pueda uno confesar sin rubor. No por eso estableceremos el que un hombre bien educado proscriba rígidamente en los demás lo que él mismo no hace, ni que deban salirle los colores al rostro, por lo que estaría bien visto en una joven; pero le queda el medio de que sin aprobar ni vituperar abiertamente, puede retirarse de una conversación que no le conviene, y si se continua la materia, manejarse en el modo de explicarse con tal arte, que sea una reconvención tácita.
La sociedad de los hombres instruidos es útil para formar el juicio, ejercitar el talento de las cosas serias, y frecuentemente corregir las costumbres; porque un hombre de mundo no debe contentarse con ser agradable y frívolo, sino que debe procurar hacerse un ciudadano recomendable y distinguido. Húyase, pues, de la sociedad de los jóvenes libertinos, pues en ellas se pierde el tiempo, y se gasta la vida sin aprovechamiento y sin placer; las riñas e incomodidades nacen a veces de una palabra, y sabido es lo desagradable de sus consecuencias; paran a veces en odios, enemistades y desafíos tan perjudiciales al vencido como al vencedor, y alejan en fin de las cosas útiles y de los estudios serios.
-
6998
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Al comer hay que hacerlo de tal modo que los carrillos no se inflen, y es totalmente contrario a la educación tener al mismo tiempo los dos carrillos llenos.
-
Los hombres que vienen a este mundo, puesto que siempre tienen relación entre ellos, están obligados a conversar y a hablar a menudo unos con otros.
-
Una carta no es otra cosa que una conversación escrita, y debe emplearse en ella un estilo fácil, natural y sencillo.
-
Qué es la urbanidad y otras preguntas generales relativas a la idea general de la urbanidad y la buena crianza.
-
Sin fuerza de alma ninguna virtud se adquiere, ningún alto deber se cumple.
-
Cuando muchos hablan a un tiempo, parece que oye uno a las ranas que se empeñan a porfía en sobrepujarse unas a otras y procurarse la gloria de ensordecer a cuantos las oyen.
-
Darse importancia en sociedad.
-
La sociedad penaliza, muchas veces de forma injusta, a las personas que no visten o actúan como los demás.
-
Una de las economías mal entendidas y más perniciosas de que debe abstenerse toda ama de casa, es la de la falta de alumbrado.
-
La escritura es el maravilloso arte que da color y cuerpo a los pensamientos.
-
El cumplido es una forma de elogio usada en honor de la cordialidad de dos personas
-
La forma de tomar los postres. La fruta, el dulce, los quesos, el chocolate y los frutos secos