Las desgracias en sociedad.
Cuando a alguno de nuestros deudos o amigos le haya sobrevenido una desgracia, le manifestaremos la parte que en la misma nos tomamos.
Las desgracias en sociedad.
Cuando a alguno de nuestros deudos o amigos le haya sobrevenido una desgracia, le manifestaremos la parte que en la misma nos tomamos, como también nuestro deseo de aliviarle, diciendo según el caso: "siento en el alma le pesar que aflige su corazón de Vd. por tal adversidad"; pero "si mi persona y facultades pueden contribuir a su consuelo, las emplearé gustosa en su obsequio". "Celebraré que Vd. se alivie". " Para lo que se ofrezca, mándeme Vd. sin reserva, o me alegro de la mejoría, o que siga el alivio ". "Todos hemos de pagar tarde o temprano el tributo común al Criador, y debemos conformarnos con sus altos juicios"; "procure Vd. consolarse con la dulce convicción de que la madre de Vd., en premio de sus virtudes estará ya gozando de mejor vida". "Acompaño a Vd. en el justo dolor que le cabe por la muerte inesperada de su apreciable hermano, rogando al mismo tiempo al Señor le conserve a Vd. muchos años como el único que puede reemplazar una pérdida tan lamentable", o simplemente: "Salud para encomendarle a Dios".
El desgraciado que llora una pérdida sensible, gima en buena hora dentro de sí mismo, o desahogue su llanto en el seno de su fiel amigo; pero absténgase de llevar a la sociedad su pesadumbre, y quédese en casa con ideas melancólicas.
-
13072
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Equitación. Al tiempo de montar, no se han de tomar las riendas ni demasiado cortas ni demasiado largas.
-
Las señoritas de honor se ponen de acuerdo para vestir todas de un mismo color, con sombreros iguales o con mantillas blancas.
-
La decendia prohíbe aquellas acciones inocentes en sí mismas, pero que merman la idea de la dignidad en aquel que las ejecuta.
-
El respeto a los magistrados favorece la obediencia a las leyes y esto trae el beneficio público.
-
Máximas sobre los bailes y pasatiempos lícitos.
-
No dependen las perfecciones de un solo agrado: tantos son los gustos como los rostros, y tan varios.
-
La primera cosa que se debe recomendar al que va a escribir una carta es la prudencia en lo que escribe.
-
Burlarse de un anciano es lo mismo que atropellarle, insultarle, y como el ofendido carece de fuerza para pedir satisfacción, resulta que el opresor es un cobarde
-
Reglas hay de ventura, que no toda es acasos para el sabio; puede ser ayudada de la industria
-
Al principio del siglo XVII los ingleses consideraban como una manía del viajero Tomás Coryate, el haber llevado de Italia a Inglaterra el tenedor que ellos reputaron por mueble inútil.
-
El disgusto que nace de la imputación de efectos morales, crece o disminuye en razón de la cualidad del defecto imputado.
-
De la urbanidad en las maneras de los niños.