El acontecimiento del matrimonio.
Ordinariamente se guarda un profundo secreto sobre los preliminares del matrimonio, porque siempre puede sobrevenir un rompimiento.
Del matrimonio.
Este acontecimiento, tan importante en la vida y bienestar del hombre, no lo es menos para la urbanidad, y a el vamos a consagrar el presente capitulo.
Ordinariamente se guarda un profundo secreto sobre los preliminares del matrimonio, porque siempre puede sobrevenir un rompimiento; pero cuando esté ya tratado, es necesario dar parte confidencialmente a los más amigos y a las personas a quienes debemos atenciones.
Estas, si se hallan en la misma población, hacen una visita de pláceme, y si se hallan ausentes, escriben una carta con el mismo objeto.
Tres o cuatro días antes de la ceremonia se convida a las personas que han de estar presentes, expresando en la esquela de invitación si han de asistir a la comida o al baile.
A los que no hayan sido convidados a la celebración del matrimonio ni a la comida, se les da parte por medio de esquelas algunos días después de haberse verificado.
Estas invitaciones solo exigen en cambio una visita.
Al matrimonio siempre preceden los regalos. Los que el joven manda a su futura, se llaman batea de presentes, y consisten en un objeto de tocador, joyas, diamantes, y algunas veces el traje completo de boda. Otros se limitan con poner en el cajón de un mueble elegante un bolsillo que contenga en oro la suma destinada a estos objetos, para que la novia la emplee a medida de su gusto.
El recién casado hace un regalo a cada uno de sus nuevos hermanos o más próximos parientes.
En la comida de boda, la recién casada debe hacer un papel enteramente pasivo, y guardar suma compostura.
Las chanzonetas y alusiones picantes son cosas de muy mal género, que si divierten por un instante a los concurrentes, hacen formar mal juicio del que las dice.
Si hay baile, es de rigor que lo abra la recién casada con la persona más distinguida de la reunión, o bien con su marido, y regularmente no vuelve a bailar en toda la noche.
Los convidados ofrecen en cambio a los recién casados y a su familia una comida o un baile, y a veces las dos cosas. Este convite se llama tornaboda, y en él se hacen los honores a los nuevos esposos.
Estos pagan las visitas en el término de quince días, y suelen hacerlas a la hora de etiqueta y con su traje de más lujo.
-
10818
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Querer hablar y oÃrse no sale bien; y si hablarse a solas es locura, escucharse delante de otros será doblada.
-
Antes de hablar de la cortesÃa que deben usar los súbditos con respeto a los magistrados, es preciso indicar las razones de obediencia, gratitud y respeto de que les son deudores.
-
Hay visitas que son necesariamente cortas, como las que se hacen en las tres épocas señaladas de la vida: visitas de bautismo, de boda y de duelo.
-
Las personas mayores pueden enseñar a los más jóvenes muchas cosas, pero los mayores conocimientos van a venir de su dilatada experiencia.
-
La fecha contiene el lugar desde donde se escribe el dÃa, el mes y el año.
-
Nuestros buenos abuelos que sabÃan vivir bien, apreciaban mucho el rincón del fuego.
-
Al lado de las reglas severas de la etiqueta y de los placeres ceremoniosos de una sociedad, hay que valorar la felicidad de la vida doméstica, y las satisfacciones pequeñas.
-
Considerando la mesa como un sitio de placer, no debe invitarse nada más que a personas gratas.
-
La lectura puede ser una medicina eficacÃsima contras las dolencias del espÃritu si en su elección se medita y se acierta.
-
La urbanidad y la civilidad para los jóvenes en unas simples cuestiones.
-
Si a la locuacidad se une el egoÃsmo, esto es, si siempre hablamos de nosotros mismos, de nuestros gustos, de nuestras cosas, y de cuanto nos pertenece, es positivo que fastidiaremos de una manera insoportable a cuantos nos oigan.
-
No se debe exigir que todos sean buenos periodistas, pero sà que la forma de la letra sea clara y sin garabatos.