
La urbanidad en casa. El mobiliario. Parte III.
La alcoba no ha de habitarse mas que a las horas de sueño. Las ventanas estarán abiertas una parte del día en todo tiempo.
La decoración de la alcoba.
La alcoba no ha de estar demasiado caliente, y su atmósfera debe renovarse en el momento de entrar en ella para dormir. Lo mejor será no encender fuego en ella. Salvo en caso de enfermedad, nunca debe adquirirse la costumbre de dormir en alcoba caliente.
El lecho moderno es largo, espacioso, bajo y poco complicado; se prescinde ya del jergón compuesto de paja u hojas de maíz, que ocasionan humedad, polvo y malos olores; el colchón de pluma se impregna fácilmente de microbios epidémicos y se limpia con dificultad; además, hace difícil la circulación del aire alrededor del cuerpo.
El sommier elástico, el colchón de lana y de crin animal o vegetal, son la mejor composición para la cama. El sommier se compone de muelles metálicos en espiral, o de cuerdas en tensión fijas a bandas de madera; recordemos el sommier con bandas de caucho colocadas sobre arcos de hierro. Todos estos sommiers guardan su elasticidad, la inclinación que se desea, y por esta razón son preferibles a los colchones de diversas clases superpuestos.
El polvo en una habitación entra con más facilidad que sale, por lo cual es preciso limpiarla completamente, despojándola de muebles y repasando cada uno de éstos por separado, para alejar por completo la suciedad. Deben abrirse las ventanas durante largo tiempo y sacudir todas las ropas de la cama.
"Deben abrirse las ventanas durante largo tiempo y sacudir todas las ropas de la cama."
No se debe colocar el lecho entre una puerta y la ventana, porque estaría expuesto a una constante corriente de aire desagradable.
Una mujer considera su alcoba como su verdadero reino y gusta siempre de embellecerla, acumulando allí objetos preferidos y los más bonitos bibelots; esta costumbre debe desterrarse.
La alcoba no ha de habitarse mas que a las horas de sueño. Las ventanas estarán abiertas una parte del día en todo tiempo, salvo en las temperaturas húmedas, en cuyo caso bastará airearla un cuarto de hora si hay corriente.
Todos los estilos de amueblamiento convienen a la alcoba. Sin embargo, el severo del Renacimiento, el gracioso de Luis XV o el de Luis XVI, serán preferibles, según la edad del que debe usarlos. Una joven deberá tener alcoba de Luis XV, azul o rosa, según sea rubia o morena; las telas serán de damasco de seda con fondo claro, y las cintas y lazos armonizados. Los mobiliarios ricos suelen estar bordados de ramos y flores; el Luis XVI, con sus pinturas claras, acompañará mejor acaso a la joven; le permite más bibelots y más mueblecitos, es más bello y más fértil en sorpresas.
Cualquiera que sea el estilo, la alcoba solo debe contener los muebles siguientes: lecho, armario, cómoda, consola, mesita-escritorio, otra para el tocado, chaise longue, sillas y butacas. En los muros algunos cuadro si se quiere, pero que no sean paisajes marinos ni naturalezas muertas. Los grabados del siglo XVIII en colores son de buen gusto si se eligen bien.
- La urbanidad en casa. El mobiliario. Parte I.
- La urbanidad en casa. El mobiliario. Parte II.
- La urbanidad en casa. El mobiliario. Parte III.
-
8311
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
En la mesa no tomaremos en las manos, ni tocaremos otra comida que el pan destinado para nosotros.
-
El respeto a los magistrados favorece la obediencia a las leyes y esto trae el beneficio público.
-
Como los jóvenes no conocen aun por experiencia cuantas son las pasiones que procuran conservar los errores, creen que todas las verdades pueden decirse en presencia de cualquiera.
-
El aseo nos proporciona salud. El desaseo produce enfermedades
-
Nada tan agradable como una niña limpia y bien compuesta, aunque sean sencillos o humildes sus vestidos.
-
La urbanidad es una parte esencialísima de la buena educación, y contribuye mucho a hacernos amables a nuestros semejantes
-
La crítica y la sátira deben atacar los vicios, ridiculizándolos, no empero a los viciosos
-
Cuando queramos dar una reunión, convidaremos verbalmente a las personas de nuestra confianza, y por escrito a las de etiqueta.
-
Los oficios se terminan siempre con la fórmula: "Dios guarde a usted muchos años".
-
Es el momento de las conversaciones íntimas; se cuentan los lances de la noche pasada.
-
Los sitios de delante pertenecen exclusivamente a las mujeres; los caballeros se colocan un poco detrás, aunque los puestos de delante estén desocupados.
-
Las adulaciones y lisonjas son propias de cameladores que no buscan el bien ajeno sino el propio.