La etiqueta en los viajes. Segunda parte.
Según el hotel, se debe vestir de manera más o menos elegante, y no hacerse notar por demasiada negligencia o por una exhibición de trajes exagerada.

Los viajes y el vestuario.
En viaje se encuentra gente de todos los caracteres y de todas las condiciones, y hay que ir siempre prevenidos y procurar ver qué clase de compañeros nos ha tocado en suerte, para trazarse la línea de conducta.
Por prudencia y por higiene no se deben aceptar de ningún extraño almohadas ni mantas, ni beber en un mismo vaso; todo eso puede ser origen de enfermedades contagiosas.
Los trajes de camino necesitan ser prácticos; la seda da resultados excelentes, porque se le pega menos el polvo. El color gris es preferible a los otros. Las hechuras han de ser sencillas, poco ajustadas, la falda corta y los zapatos sólidos, de tacones planos y cómodos. Todo ha de tender a la comodidad y ano embarazar los movimientos. Los velitos, que impiden que penetre el polvo en los ojos y las vías respiratorias, son recomendables.
Se debe uno conformar siempre con los usos del país en que se encuentra. Por ejemplo, en Inglaterra es costumbre vestir traje claro de soirée para comer, hasta en los hoteles, y sería de mal efecto presentarse a la mesa en traje de mañana o de paseo.
En los hoteles, una señora no puede salir de su departamento mas que en traje de calle. Las déshabillés, trajes de casa, etc., están absolutamente fuera de lugar, por ricos que sean.
Según el hotel, se debe vestir de manera más o menos elegante, y no hacerse notar por demasiada negligencia o por una exhibición de trajes exagerada.
Las jovencitas no van a los salones del hotel mas que con sus padres o acompañadas de la institutriz y otra persona respetable.
"En todas partes las reglas de la buena educación son idénticas"
En todo hotel o restaurant, una persona educada hablará sin levantar demasiado la voz y sin demandar con imperio la ayuda de los servidores ni mostrar disgusto por los manjares. En todas partes las reglas de la buena educación son idénticas.
En un casino, los salones de lectura están destinados a leer, y no se deben convertir en sala de conversación, incomodando a los demás. Las mujeres suelen olvidar esto para cambiar impresiones, y se hacen insoportables. No se debe conservar un periódico que no se lea sobre las rodillas, porque los otros lectores pueden desearlo mientras. Si una persona viene a pedir que se lo demos después de terminado, se le puede llevar o enviárselo.
En el salón de baile, una señora puede no aceptar bailar con persona que no le haya sido presentada, sin tener por eso que privarse de bailar con otros.
Si se llevan cartas de presentación para personas de la localidad que se visita, se envían éstas acompañadas de una tarjeta rogando día y hora para ser recibido y advirtiendo el tiempo que se va a detener allí.
De no ser casa conocidas, es preferible parar en un hotel y no aceptar invitaciones.
No puede nadie dejarse guiar por sus impresiones; se encuentran personas que parecen perfectas en todos sentidos, honradez, educación, inteligencia, fortuna, etc., y luego resultan unos aventureros. Así, por regla general, debe evitarse intimar con persona de quien no se tenga exacto conocimiento.
- La etiqueta en los viajes. Primera parte.
- La etiqueta en los viajes. Segunda parte.
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Es un distintivo de vanidad muy notable interrrumpir al que habla para explicar mejor la cosa.
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Si a la locuacidad se une el egoísmo, esto es, si siempre hablamos de nosotros mismos, de nuestros gustos, de nuestras cosas, y de cuanto nos pertenece, es positivo que fastidiaremos de una manera insoportable a cuantos nos oigan.
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No hay obligación de saber que los tapices llamados de los Gobelinos fueron y son muy estimados; pero sí hay obligación de no confundir a los Gobelinos con el partido político de los Gibelinos...
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De la urbanidad en las maneras de los niños.
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Respeto a los padres y a los familiares. El besamanos.
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Hay ciertas reglas que sirven de base y fundamento a todas las demás reglas del tacto social
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Uno de los puntos más esenciales que debe observarse en la buena formación de las cartas, es atender y poner la consideración sobre la persona a quien se escribe
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El hombre es un ser social y la urbanidad le ayuda a relacionarse de forma correcta con los demás.
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La cortesía a la hora de saludar y ofrecer un asiento es una forma educada de tratar a las personas con las que se relaciona.
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