
Los criados en la casa. Parte I.
Nunca un criado se permitirá familiaridades con visitantes ni con nadie de la casa.
Los criados.
Examinemos ahora las relaciones que una mujer distinguida necesita tener con sus criados.
El asunto no es de poca importancia. " A tal amo, tal criado ", se dice vulgarmente, y con ello se indica que el buen ejemplo influye sobre los sirvientes.
En una casa bien montada, la señora se entiende directamente con su primera doncella, que comunica las órdenes a los demás, o con el alma de gobierno. En casas de menos lujo, la señora ha de tener más inmediato cuidado de los servidores y necesita saber tratarlos, siempre uniendo la dulzura a la seriedad.
Es regla elemental de prudencia no recibir en la casa servidor de ninguna clase que no venga bien recomendado y cuyos antecedentes no sean conocidos.
El día que el criado entra en la casa se le entregan los objetos de uso y aquellos de que haya de dar cuenta. No es la índole de este libro ocuparnos de las condiciones del servicio, sino de las reglas de buen tono que es preciso exigirles.
"Los criados deben ser respetuosos con todo el mundo"
Un criado acostumbrado a servir ahorra todo el trabajo a la dueña de la casa. Se ha de presentar limpio y peinado desde primera hora de la mañana, procurando evitar todo ruido y molestia a sus señores.
El criado no ha de cantar, hablar, gritar, ni reír a carcajadas. Necesita habilidad para librar a los dueños de compromisos de personas a quienes no deseen recibir, y mostrarse siempre atento y respetuoso con todos.
Nunca un criado se permitirá familiaridades con visitantes ni con nadie de casa.
A los niños les hablará de usted, y para designar o hablar a los dueños o a los que los visiten, antepondrá la palabra el señor o la señora.
Por ningún concepto un criado entrará en las habitaciones sin ser llamado, y en caso de necesidad sin solicitar antes permiso.
- Los criados en la casa. Parte I.
- Los criados en la casa. Parte II.
-
8240
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
La entrevista no es un monólogo pero tampoco una conversación. Solo debe responder cuando se le pregunta
-
En el paseo, muchas elegantes hacen tertulias animadas, pero hay que guardar en ellas gran compostura y evitar las conversaciones en voz alta y las risas extemporáneas
-
La entrada de la casa, los corredores y el patio principal, son lugares que están a la vista de todo el que llega a nuestra puerta; y por tanto deben, inspeccionarse constantemente
-
Si a la locuacidad se une el egoísmo, esto es, si siempre hablamos de nosotros mismos, de nuestros gustos, de nuestras cosas, y de cuanto nos pertenece, es positivo que fastidiaremos de una manera insoportable a cuantos nos oigan.
-
Una persona distinguida sabe en el interior de la casa, dentro de la intimidad y la confianza, guardar las reglas del buen tono.
-
Baltasar Gracián, jesuita, hace un relato en forma de aforismos de, lo que para el, es un código de buen gobierno para las personas
-
Para hacer un regalo se necesita un tacto exquisito y suma delicadeza, sobre todo cuando se hace a personas que puedan necesitarlo.
-
Al encontrar un conocido, la señora o señorita pueden saludar las primeras; pero no se pararán a hablar en la calle más que con personas de intimidad o de respeto
-
La urbanidad y la finura son, por lo menos, tan indispensables en la vida de la familia como en las relaciones sociales fuera del hogar
-
Servir la mesa de forma ordenada y correcta es todo un arte, así como saber realizar otras tareas propias de un buen anfitrión.
-
Pensamientos y sentencias breves de carácter doctrinal que se proponen sobre los buenos modales y la urbanidad.
-
En el coche sube siempre la persona de más respeto; pero si tiene una sola puerta, se subirá de modo que a nadie se moleste.