
Arte de trinchar piezas de carne
El corte de la piezas de carne era un arte muy apreciado en la sociedad de principios del siglo XX
Libro - Don Blas Román
Cómo trocear y servir las piezas de carne a la mesa
Aquella urbanidad
El pecho de la vaca, sea cocida o asada, se debe cortar al través junto a la ternilla; y mientras más cerca del hueso, es más sabrosa la carne; siendo de advertir, que hay muchos que encuentran la carne dura por no saberla partir.
Todo género de lenguas se parte al través también, y a rebanadas delgadas, y lo más delicado es hacia lo gordo.
El ternero o becerrillo se corta por la parte del espinazo al hilo en pequeñas lonjas, y luego al través para servirlo. Después se saca el riñón, y se corta a pedacitos; en lo interior del espinazo, debajo del riñón, hay un lomito muy delicado, el cual se saca, y parte también a pedacitos.
Luego en la parte superior se hallan pedacitos muy delicados, y huesos muy sabrosos de chupar; y como se les conoce la unión, se separan fácilmente en apoyando el cuchillo por encima hacia del hueso del espinazo, esto es, la rabadilla; solo la nuez es tierna, y la de arriba lo es más, la cual se corta al través; lo mismo se hace con el asado; y cuando está el ternerito cocido, las ternillas que tiene al lado de los brazos son muy delicadas.
Te puede interesar: Aquella urbanidad. Artículos históricos sobre la urbanidad
Sobre la espalda del lado izquierdo se halla una pequeña nuez envuelta en gordura, que se sirve por el mejor bocado; lo demás de la espalda de arriba y de abajo se parte a lonjas; la espaldilla se corta por costillas, o al hilo.
La pechuga, para servirla con propiedad, se le levanta el pellejo que tiene sobre la ternilla, el cual es muy sabroso; después se parte por costillas, tomando bien la unión de la ternilla, después de estar quitado el dicho pellejo, cortando la pechuga al través; y para esto es menester empezar por el lado de las ternillas, para que el cuchillo no resista, y luego se parte a pedazos chicos.
Lo más exquisito de la cabeza son los ojos y las orejas; los sesos se sirven a quien gusta de ellos; después se corta la lengua a pedazos chicos; luego los carrillos, a cuyos huesos hay carne pegada.
El cabrito y el gamo se trinchan lo mismo.
Si estos animales son muy pequeños, se ponen enteros en la mesa, y se parten como los lechoncitos, de que hablaremos después.
-
18200
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Parece contrario a la cortesía el ponerse en bata tan pronto como se vuelve a casa, y de mostrarse así vestido; esto puede permitirse sólo a los ancianos y a las personas indispuestas
-
Por cortesía, se debe tener siempre la boca limpia, y para ello conviene lavarla todas las mañanas; pero no se debe hacer en la mesa o delante de otros
-
El recreo discurre normalmente conversando de manera desahogada, contando historias agradables y graciosas que provoquen la risa y la diversión del grupo
-
Gran asunto de la cordura, nunca desbaratarse: mucho hombre arguye, de corazón coronado, porque toda magnanimidad es dificultosa de conmoverse.
-
Si se mira con la lente a una mujer, es casi como señalarla con el dedo.
-
Cómo se ha de conformar el niño con las circunstancias de lugar, tiempo y personas.
-
Preguntas publicadas en el libro 'La urbanidad den verso' sobre temas de buenos modales y reglas de cortesía
-
Educando se instruye; instruyendo se educa; es, por tanto, muy difícil señalar la línea divisoria entre la educación y la instrucción
-
La pasta de almendras es uno de los mejores productos para el cuidado de las manos.
-
Al entrar en el mundo debemos tener la convicción de que entramos en un ambiente honrado, en el cual los actos no siempre están de acuerdo con las máximas.
-
El vestido debe corresponder a las posibilidades, por lo cual, así el exceso como la mezquindad son dignos de censura.
-
La formar de trocear y servir algunas carnes y pescados tiene mucho que ver con la destreza de la persona que corta y sirve