¿Usted no sabe con quién está hablando? Usted no sabe quién soy yo. Creerse demasiado importante
La trampa del ego: Cuando nos creemos más importantes que los demás. Las consecuencias de creerse más importante que otras personas
El protocolo y el ego. Gestionar la vanidad
En el mundo del protocolo -y no solo del protocolo- hay personas que tienden a ponerse en un pedestal y actuar como si estuvieran por encima de los demás. Estos comportamientos los podemos ver de forma más habitual cuando estas personas ostentan cargos con cierto poder o autoridad.
Este tipo de actitudes son molestas y perjudiciales no solo para esas personas sino también para quienes los rodean. Puede ser difícil tratar con estas personas tan egocéntricas. Si además hay que trabajar con ellas, la cosa se puede complicar aún más.
¿No se da cuenta de que soy demasiado importante?
En muchas ocasiones hemos escuchado alguna frase del tipo: "Usted no sabe quién soy yo", "usted no sabe con quién está hablando". Estas frases son frecuentemente utilizadas por personas que exigen un trato preferencial o especial en un acto, celebración o evento. Pero también, fuera del mundo del protocolo, escuchamos frases de este tipo. Sobre todo cuando hablamos de la prohibición para acceder a un determinado lugar, la posible sanción por parte de un agente de la autoridad ante una infracción, etcétera.
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Cuando alguien cree que es demasiado importante, puede mostrar comportamientos reprobables, incluso autoritarios. También, es habitual, que este tipo de personas se nieguen a obedecer a otras que están por debajo de ellos, aunque sea para tratar de evitar que cometan errores o provoquen situaciones complicadas o embarazosas con su comportamiento. Lo que comúnmente se dice "no atender a razones".
¿Por qué tienen ese comportamiento problemático?
Piensan que son superiores a los demás y que merecen un trato especial. ¿Las razones? Lo dejamos para el campo de la psicología que habla de personas con determinadas carencias, exceso de vanidad, complejo de inferioridad, etcétera. Nosotros hablamos de falta de educación, profesionalidad y humildad. Esta forma de comportarse y de actuar como si fueran alguien más importante que los demás suele ser la causa principal de crear un ambiente de trabajo tóxico.
¿Cuáles son las consecuencias de este comportamiento?
Una de las más importantes es la que suele conducir a una pérdida de respeto por parte de colegas, subordinados y superiores. Salvo que algunas de estas personas sean de su misma 'especie'. También puede afectar a su reputación, consiguiendo una percepción muy negativa por parte de su entorno. Incluso puede llegar a dañar las expectativas profesionales de estas personas 'tan importantes'.
¿Cómo tratar con las personas que muestran este comportamiento?
Sin lugar a dudas, con mucha mano izquierda. Con mucha diplomacia y con mucho tacto. Es importante seguir siendo profesional y respetuoso. Hay que evitar involucrarse en discusiones o confrontaciones. Lo mejor es tratar de encontrar puntos en común y razonar -aunque algunas veces sea una tarea imposible-.
4 consejos para lidiar con personas que se creen demasiado importantes
1. Mantener la calma.
Es importante no permitir que la arrogancia de otra persona nos afecte. Mantengamos la calma y evitemos sentirnos intimidados.
2. No alimentar su ego.
Las personas que se creen demasiado importantes a menudo buscan atención. No les demos esa satisfacción. En lugar de eso, vamos a tratar de resolver las incidencias con el menor revuelo posible. Hay que ser muy discretos y lo más 'invisibles' que podamos.
3. Establecer límites.
No podemos permitir que nos traten de manera inapropiada. No estar de acuerdo, no quiere decir faltar al respeto. Ni de un lado, ni del otro.
4. Ser firmes.
Las personas que se creen demasiado importantes suelen intentar intimidarnos. Hay que ser firmes con las decisiones tomadas y defender la profesionalidad de nuestro trabajo. ¿Tiene consecuencias? Sí. Es posible que nos "llamen a capítulo" por las quejas de alguna de estas personas 'importantes' a la cual no le sentó bien alguna de nuestras decisiones.
No olvidemos que aquellas personas que se comportan con aires de superioridad, tienden a sufrir las consecuencias negativas en sus relaciones personales y profesionales. Cuando se demuestra respeto y reconocimiento hacia los demás, es posible establecer un ambiente laboral más positivo y agradable.
Recordemos que el mejor antídoto contra este tipo de comportamientos es la humildad. Las personas humildes reconocen que no son mejores que nadie y que todos merecen ser tratados con respeto. Se dejan aconsejar y están dispuestos a reconocer sus equivocaciones. También son personas que tratan de aprender de sus errores.
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