Hacer el ridículo. El sentido del ridículo en la sociedad (con vídeo)
A nadie le gusta quedar mal y menos en público. Por eso, el llamado sentido del ridículo -como la timidez- paraliza a muchas personas y las impide hacer muchas cosas

foto base rawpixel - Pixabay
Cómo influye el miedo a hacer el ridículo en nuestra vida cotidiana
Cómo vencer el sentimiento del miedo a hacer el ridículo
El ridículo es 'algo' -una cosa, un comportamiento o conducta- que puede considerarse grotesco, extravagante, chocante, risible... que suele provocar en las personas una cierta burla, que produce risa o al menos o una cierta extrañeza.
A nadie le gusta quedar mal y menos en público. Por eso, el llamado sentido del ridículo -como la timidez- paraliza a muchas personas y las impide hacer muchas cosas. ¿Cuál es el origen de este sentimiento? ¿Se puede corregir o vencer? ¿Cómo influye en nuestra manera de comportarnos?
El temor a hacer el ridículo
En algunos casos el temor a hacer el ridículo puede ser un sentimiento coercitivo que impide hacer algunas cosas a la persona que lo tiene.
Las personas que tienen miedo a hacer el ridículo lo que tienen, según Cristina, es miedo a la opinión de los demás. Miedo a que opinen mal de alguna prenda con la que se viste o miedo a un determinado comportamiento. Hay un miedo a no cumplir con las 'expectativas' que los demás esperan de esa persona.
Te puede interesar: La imagen perfecta. Consejos para sacarnos partido (con vídeo)
El sentido del ridículo y su doble función
El miedo a hacer el ridículo, según Vicente Ordóñez, puede tener una doble función:
1. Función uniformadora o pedagógica. Se muestra un comportamiento como el adeucado y el que se sale de este comportamiento puede parecer ridículo. Al ridiculizar a la persona se le está 'llamando la atención' de una forma burlesca para que haga lo que la sociedad considera como correcto o apropiado.
2. Función de liberación. Cuando se ridiculiza a una persona se está descargando sobre esa persona una agresividad reprimida, una carga de 'violencia' que va más allá del propio sentido del ridículo.
¿Cómo se puede corregir el sentido del ridículo?
Lo primero, indica Cristina, es afrontarlo. Como muchos otros 'miedos' lo peor que se puede hacer es huir, tratar de evitarlo. Porque a medida que se evite, el miedo crece y se hace más grande.
Napoleón dijo en una ocasión que 'de lo sublime al ridículo tan solo hay un paso'
Centrarse en el mensaje. Darle una mayor importancia a lo que se va a decir. Priorizar el mensaje sobre el resto de las cosas que rodean a ese mensaje como el público, el escenario, etcétera.
Una muy medida muy importante, es aprender a reírse de uno mismo. Cuando una persona se ríe de sí misma, en cierta medida, desarma o reduce ese sentido del ridículo frente a los demás.
La falta de conocimiento puede ser una fuente de inseguridad que a su vez puede ser el causante del miedo a hacer el ridículo. Las personas con sólidos conocimientos suelen ser menos propensas a tener miedo a hacer el ridículo.
El sentido del ridículo como forma de coacción
Hay personas que utilizan el miedo al ridículo de otras personas como un arma arrojadiza, como una forma de coacción, comenta Vicente.
Lo ridículo tiene un componente cultural muy importante. Lo que puede ser ridículo para unas personas no lo es para otras, seguramente este sentido se ve muy influenciado por su cultura, sus creencias y sus costumbres.
Participan en este interesante debate Cristina Freixa, psicóloga, Jorde de los Santos, pensador y artista plástico y Vicente Ordóñez, profesor de filosofía de la Universidad Jaume I de Valencia.
El magnífico programa de RTVE "Para todos la 2" nos ofrece este interesante debate sobre el miedo a hacer el ridículo y su influencia en las personas y en su comportamiento.
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
El protocolo social se nutre de costumbres, tradiciones, usos y convenciones sociales, pero no de leyes
-
La etiqueta cotidiana se refleja en una gran cantidad de situaciones a las que nos enfrentamos día con día y de los que cabe resaltar son necesarios los buenos modales...
-
En la China, antiguamente, cuando un mandarín era recibido en audiencia por el emperador o un virrey, debía echarse de bruces a sus pies
-
Los gestos de cortesía son necesarios para tener un buena convivencia tanto en el ámbito social como en el laboral y en el personal. La confianza no debe servir de disculpa para perder los buenos modales
-
El sombrero de cowboy es una seña de identidad globalmente reconocida en todo el mundo, aunque en estados como el de Texas forman parte del vestuario diario
-
Hay hombres muy elegantes, no solamente en su forma de vestir, sino en sus modales y en su forma de relacionarse con los demás
-
Ver a una persona por primera vez supone hacerse una idea, en un primer momento, simplemente por su aspecto exterior
-
La urbanidad es para los comerciantes un medio de hacer fortuna que la mayor parte de ellos procura no descuidar
-
En ocasiones existe una sesgada o limitada interpretación acerca de los alcances e implicancias de la etiqueta social. Sugiero abandonar clichés o prejuicios y comenzar a analizar su indudable vínculo con asuntos concernientes al ámbito de las emociones..
-
¿Por qué hay que ser educado? Hay muchas personas que aún no comprenden la importancia de estar bien educados y comportarse de forma correcta
-
Nuestro comportamiento siempre está en tela de juicio. ¿Actúo bien, actúo mal? ¿Debo hacer lo que los demás piensan que debo hacer?
-
Salir de nuestro ámbito privado para dirigirnos a una pequeña o gran audiencia no suele ser una tarea sencilla para algunas personas. Los nervios y las inseguridades nos 'amenazan' en forma de ansiedad y miedo











