Las seis reglas imprescindibles del invitado perfecto
Asistir a una fiesta o evento requiere conocer algunas reglas de comportamiento fundamentales para no hacer un mal papel
Cómo ser un invitado perfecto. Buenos modales y comportamiento correcto
Es relativamente frecuente recibir todos los años alguna invitación para asistir a una boda -las más habituales-, a una comunión, a una presentación de un libro, al lanzamiento de un producto o servicio, a la inauguración de una exposición, etcétera, etcétera. ¿Cómo hay que comportarse? Aquí le damos algunas claves.
Amén de las reglas básicas de cortesía que todo el mundo -o casi todo el mundo- conoce, hay algunas cuestiones que se deben tener muy presentes para quedar como una persona bien educada.
Las 6 reglas de oro para ser un buen invitado
1. Puntualidad
Hay muchos mitos y leyendas sobre la puntualidad cuando se asiste a una fiesta, evento o celebración. La puntualidad es un gesto de cortesía y buena educación que un invitado debe tener con los anfitriones y con los demás invitados. Llegar tarde puede suponer una molestia tanto para los anfitriones como para los demás invitados -y no es nada 'chic' o glamuroso-. Tampoco es correcto llegar antes de la hora fijada. Los anfitriones siempre conceden un tiempo de cortesía a los invitados más "tardones".
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2. Vestuario
Como suele ser habitual, en la mayoría de las invitaciones a eventos o celebraciones comunes, no se suele indicar el tipo de vestuario a lucir. En estos casos, hay que vestir de forma adecuada al evento, la hora del mismo y el tipo de celebración o fiesta a la que acuda. No hay que tratar de destacar, ni tampoco de pasar demasiado desapercibido. Todo en su justa medida.
3. Regalos
Cuando hablamos de fiestas y celebraciones particulares es habitual llevar un detalle a los anfitriones -también es muy agradecido acordarse de los más pequeños de la casa, si lo hay-. No hay que tener un detalle desproporcionado o poco adecuado. Simplemente es demostrar el agradecimiento por la invitación, no hay nada más que demostrar. El obsequio debe entregarse en el mismo momento en que les reciben los anfitriones. No hay que presumir ni contar a los demás invitados lo que se ha regalado a los anfitriones.
4. Saludos y presentaciones
Aunque, en la mayoría de los casos, los anfitriones son los encargados de hacer estas presentaciones, poner en contacto a los invitados entre sí y abrir o participar en las conversaciones. Un buen invitado debe ayudar a "hacer fácil" esta tarea, colaborando con él. Puede hacer algunas presentaciones de amigos o personas conocidas comunes; puede recibir o atender a algunos invitados si se lo piden, etc. Un buen invitado debe estar dispuesto a colaborar. La forma de hacer las presentaciones la puede encontrar en este artículo del portal -el más joven se presenta a la persona de más edad, el hombre se presenta a la mujer y el de menor jerarquía-rango es presentado al de mayor jerarquía-rango-.
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5. Comportamiento general
Un invitado educado debe ser moderado a la hora de hablar, de beber, de comer, de opinar... la prudencia debe ser la regla a seguir como norma de comportamiento. Si a esta importante norma le suma un poco de sentido común y amabilidad, será un invitado ejemplar. Agradezca cualquier detalle, pida disculpas por cualquier error o "accidente-incidente" que tenga, por pequeño que sea.
6. Despedidas
No es correcto "irse a la francesa". O lo que es lo mismo, marcharse sin despedirse. Si la fiesta es multitudinaria, al menos despídase de los anfitriones. Si son pocos los invitados, hay que ser educados y despedirse de todos los invitados. La despedida debe ser breve. No sea de los invitados que siempre se "está marchando", pero no termina de irse. Ni tampoco, de los que entretienen a los anfitriones a la puerta de casa durante mucho tiempo. Es un detalle de cortesía agradecer a los anfitriones la invitación y las atenciones recibidas a la hora de despedirse. Esto no excluye dar las gracias posteriormente de forma verbal, o enviando unas flores.
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Si hemos sido invitados a una fiesta, a una reunión de amigos o cualquier otro tipo de encuentro, siempre hay que sacar un poco de tiempo para dar las gracias
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Nada es más bello ni más noble que el ejercicio de la hospitalidad cuando es nuestro mismo enemigo el que busca en nuestro hogar un amparo contra el peligro que le amenaza
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Hacer una invitación o recibir una invitación supone asumir una serie de compromisos con nuestros invitados o con nuestros anfitriones
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Evitemos, en cuanto nos sea posible, el hospedarnos en las casas de nuestros amigos, especialmente de aquellos a quienes hayamos de ser molestos o gravosos. Ya sabe el dicho popular: "las visitas como el pescado al tercer día huelen"
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No podemos hacer esperar a nadie, ni a los anfitriones ni al resto de los invitados. Es de muy mala educación
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Si no somos amigos de regalar flores, podemos presentarnos con un detalle o un pequeño obsequio que entregaremos a los anfitriones nada más saludarles
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La sonrisa, es la luz de nuestro rostro, la que nos abre muchas puertas, la que genera aptitudes positivas y la que nos alisa el camino para llegar a los demás
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Persona que tiene invitados a su mesa o a su casa. Persona que 'cuida' a sus invitados en su casa mientras permanecen en ella
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Lo primero, tener consideración con las personas que nos rodean
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El vestuario a lucir depende de lo que se indique en la correspondiente invitación
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Si el anfitrión, como suele ser normal, tiene demasiados compromisos que atender, no será posible estar pendiente de todas las presentaciones de la fiesta o reunión
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Saber atender a nuestros invitados es la garantía de un notable éxito en cualquier tipo de celebración o reunión que organicemos