
Recepción de una Embajada Extraordinaria (14 de Diciembre de 1885.)
Carroza de tableros dorados, tirada por seis caballos negros con penachos blancos y azules: en ella iban tres caides.
Desde el hotel de París fué conducida a Palacio en carruajes de la Real Casa, observando la comitiva el siguiente orden:
Coche de París tirado por dos caballos.
Carroza de tableros dorados, tirada por seis caballos negros con penachos blancos y azules: en ella iban tres caides.
Carroza amaranto, tirada por seis caballos castaños, con penachos color de fuego y blanco: conducía otros tres cáídes.
Carroza de cifras, tirada por seis caballos oscuros, con penachos azules y rojos: conducía al Intérprete Teniente Coronel de Ingenieros Sidi Tancet Berisucrero y dos caídes.
Carroza de respeto.
Cuatro batidores y correo.
Carroza de concha, tirada por seis caballos de Aranjuez, castaños oscuros, con penachos rojos y blancos: en ella iban el Embajador Sidi El Abd El Sadok, Gobernador de Tánger; el Secretario del Sultán, que lo es de la Embajada, Sidi Hamet el Kerdrudi y el Introductor de Embajadores Sr. Zarco del Valle.
Al estribo derecho se encontraba el Teniente Coronel de la Escolta Real, Sr. Ezpeleta, y al izquierdo el Caballerizo de S. M. Sr. Zappino.
Una sección de la Escolta Real.
En la plaza de Palacio, la guardia exterior, compuesta de cazadores de Puerto-Rico, presentó las armas, tocando la Marcha Real.
El Cuerpo de Alabarderos se hallaba formado en la escalera, y en la misma fué recibida la Embajada por los Gentiles-hombres de casa y boca y por los Mayordomos de semana.
La recepción se verificó en el grandioso salón del Trono.
S. M. la Reina, sencillamente vestida de negro, ocupaba el sitial de la izquierda; el de la derecha, que usó su inolvidable Esposo, permanecía cubierto por un velo de gasa negra.
A la derecha del Trono se encontraban: el Presidente del Consejo y todos los Ministros, los Grandes de España, Señores Duques de Veragua, Medina Sidonia, Ahumada, Granada y Roca; Marqueses de Miravalles, Barbóles, Velada, Villamagna, Roncali, Salar, Mina y Castel Moncayo; Condes de Cheste, Altamira, Benalúa, Guaqui, Puñonrostro y Plasencia; Vizconde de Áyala y otros varios.
Del otro lado se hallaban los Jefes superiores de Palacio y las Damas de S. M., Señoras Duquesas de Medina de las Torres, Fernán-Núñez y Ahumada; Condesas de Puñonrostro, Guaqui, Altamira y Torrejón.
Previo el permiso de S. M., entró la Embajada.
Sidi Abd El Sadok leyó el discurso, escrito en árabe, que, traducido al castellano, fue leido a continuación por el Padre Lerchundi.
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