
Ceremonial para la recepción de los Embajadores y de los Ministros extranjeros.
Ceremonial de la Corte Imperial de Francia durante el reinado de Napoleón III.
Ceremonial para la recepción de los Embajadores y de los Ministros extranjeros.
No se diferencia este ceremonial del que actualmente se usa para la entrega de credenciales de los Embajadores al Presidente de la República más que en el cargo de Gran Maestro de Ceremonias que existía entonces, y que era el que presentaba al Emperador el Enviado extranjero, en lugar del Introductor de Embajadores, que no hacía más que ir a buscarlos acompañado de un ayudante de Ceremonias, que no entraba, como el Introductor, en el coche del Embajador, sino en otro de los tres, que como hoy, enviaba también la Corte en aquel tiempo.
Observándose para la recepción de los Ministros Plenipotenciarios las mismas reglas que hoy, y no hallando en las audiencias ninguna particularidad digna de notarse.
Donde, como es natural, ha variado todo el ceremonial es en la parte que se refiere a las audiencias de la Emperatriz, que creemos puede ser útil reseñarlas detalladamente como ya hemos dicho.
El Gran Maestro de Ceremonias prevenía al Mayordomo Mayor de la Emperatriz de la llegada del Embajador y del día y hora señalados para la entrega de credenciales en audiencia pública; y tomada la orden de S.M., hacía una visita al Embajador para comunicarle la decisión de la Emperatriz; el Enviado devolvía en seguida esta visita. El día fijado, un Gentilhombre de la Emperatriz le recibía al pie de la escalera, o, si era el mismo día de la audiencia pública, lo esperaba en el salón inmediato al de la audiencia del Emperador.
El Mayordomo Mayor de la Emperatriz venía a su encuentro y lo presentaba a S.M. El Embajador, al terminar la audiencia, lo mismo que en la del Emperador, salía sin volver la espalda.
El Gran Maestro de Ceremonias participaba por medio de un Maestro de éstas, a los Jefes y Damas de honor de los Príncipes y Princesas de la Familia Imperial, que el Embajador había sido recibido por el Emperador, y éstos tomaban las ordenes y hacían su visita al Enviado extranjero para participarle el día y hora en que le recibirían SS.AA.II. El día de la audiencia le esperaban al pie de la escalera, y acompañándolo hasta el salón inmediato al de la audiencia, lo anunciaban; y después lo presentaban al Príncipe o Princesa de la Familia Imperial.
La recepción en la Embajada se hacía con la misma etiqueta que se observa hoy.
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